martes, 6 de septiembre de 2011

ESPAÑA: La Ser en Tenerife echa con cajas destempladas a un periodista con 32 años de servicio

La dirección de la cadena trata a Carmelo Rivero como 'colaborador esporádico'


"La empresa no ha cotizado por mí varios de esos años en la cadena, pero voy a defenderme en los tribunales"


Otro caso Carnicero para Prisa, aunque en esta ocasión a escala local. La Cadena Ser se enfrenta a una demanda laboral de dimensiones colosales tras el despido con cajas destempladas de uno de los periodistas de más relevancia en el Archipiélago, Carmelo Rivero. Tras 32 años de servicio a la casa, la máxima responsable de Radio Club Tenerife, Lourdes Santana, le ha puesto de patitas en la calle y, lo que es peor, según relata a Periodista Digital el propio afectado, la empresa no ha cotizado un solo euro por este profesional durante gran parte de su estancia en la emisora.

El periodista, en conversación telefónica con este medio el 6 de septiembre de 2011, barruntaba que su punto y final en la casa estaba cerca cuando reclamó lo que por ley le pertenecía, es decir que reconociesen que él no era un colaborador esporádico, sino un trabajador que tenía participaciones activas y permanentes en el tiempo. Sólo hay que mirar la trayectoria de este profesional para percatarse de que no era un ayudante a tiempo parcial, precisamente:

Carmelo Rivero relató que:
Entré en Radio Club Tenerife en 1979. Estoy durante unos años en plantilla y luego, después de un tiempo, dejo de estarlo. En la actualidad, y desde hace años que yo no he consultado, porque no he tenido ni tiempo, pero desde hace muchos años no se cotizaba por mí por parte de la Ser y por tanto me quedé en una situación de stand by profesional, donde yo era personal fijo, con labores de jefe de informativos, presentador y conductor de numerosos programas, comentarista oficial de la casa. Hacía las funciones propias de un periodista de referencia de la Ser en Canarias y también de la Ser a nivel nacional en Hora 25 o en Hoy por Hoy.
Y añade que:
En los últimos años, me encomendaron funciones de comentarista, un programa diario de entrevistas, tertulias diarias. Lo que pasa que muchos de esos 32 años no estoy cotizado y en la actualidad no estoy en plantilla. Me quedo en la calle, sin derecho al paro. El despido que me comunican es nulo, que trataré de defender en los tribunales, te despiden a sabiendas de que no te indemnizan porque no estoy en plantilla y se exponen a que les multen por no haber pagado la Seguridad Social y no haber preservado mis derechos que son irrenunciables.
El periodista asevera que la empresa ha querido justificar su despido como hizo con Carlos Carnicero, que era el simple hecho de que la Ser estaba prescindiendo de los colaboradores. Sin embargo alega que:
A mí Lourdes Santana me dice que no vas a seguir en la cadena Ser. Alega que me echan por la misma razón que a Carlos Carnicero, que están prescindiendo de los colaboradores. Sin embargo, éste también está en los tribunales reclamando sus derechos y, por mi parte, tampoco me puedo considerar un colaborador cuando, evidentemente, he ejercido funciones de personal fijo durante 32 años. Lo que se ha intentado hacer es un fraude.
La participación de Rivero como periodista de cabecera de la Ser queda acreditada en la relación que saca la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife:
La vinculación laboral con Radio Club Tenerife se remonta a 1979. Hasta este lunes, trabajaba en esta emisora con una presencia destacada en antena. Presentaba y dirigía el programa diario de entrevistas Los Desayunos del Mencey, así como realizaba columnas de opinión en todos los espacios informativos, e integraba una tertulia veterana en la radiodifusión canaria, dentro del magazine Tajaraste, presentado por Puchi Méndez, junto a José Antonio Pardellas (al que, a su vez, le han sido suspendidas sus colaboraciones, que eran desinteresadas desde hace 18 años) y el recientemente fallecido Gilberto Alemán. Se daba la circunstancia de que los tres (Alemán, Rivero y Pardellas) eran poseedores del Premio Canarias de Comunicación. Carmelo Rivero realizó más de 1.500 entrevistas en Los Desayunos del Mencey y cerca de 4.000 comentarios radiofónicos de actualidad.
Ha actuado de enviado especial y corresponsal de la SER en el exterior para la Cadena, con motivo de las elecciones en Venezuela en 1989, o el terremoto de Perú en 2007. También ha participado como contertulio nacional del magazine Hoy por Hoy, y creó nuevos formatos, como el informativo Hora Punta y tertulias, como El Lote (política y humor). Durante años condujo en antena varios de los grandes despliegues informativos de Radio Club, y presentó el espacio Archipiélago, el primero de ámbito regional de la Cadena SER en las islas. Hasta la marcha de Juan Carlos González Xuáncar como director de la emisora, había desempeñado la función de secretario de los premios Teide de Oro que promueve la Cadena SER en Tenerife.
Rivero cuenta en su página que intentó solventar el problema laboral yendo por la vía de la conciliación:
Nunca reparé en que jugaba con fuego trabajando en un sitio sin estar en plantilla, llevado de eso que ya no se usa ni ahora, ni antes de la crisis: la buena fe. Hace menos de diez meses, cuando mi hijo Ángel Benza nació, me prometí regularizar mi situación laboral en la radio. Cobré conciencia de mi exceso de confianza. Lo primero que hice, ante el cambio de dirección (Lourdes Santana por Xuáncar, camino de la COPE), fue hacérselo saber a la empresa, pero no fue posible acuerdo alguno y ahora los tribunales tendrán que decidir: si soy un colaborador esporádico o un trabajador fijo que tenía que estar en nómina desde hace 32 años. Yo siempre supe que no podía enfermarme para no dejar de trabajar. Ahora sé que no podré jubilarme dignamente nunca. ¿Quién me devuelve 32 años sin cotización?
PRECEDENTE
Paradojas de la vida, Carmelo Rivero presume de tener una afianzada amistad con Carlos Carnicero y cuenta en su blog como éste temía ser echado como colaborador de la Ser en un encuentro que mantuvieron en Buenos Aires. De hecho, el despido de Rivero tuvo un desenlace similar:
En Buenos Aires, antes de que cayera la tarde y nos acribillara a balazos el frío, me cité en una taberna con Carlos Carnicero. Cuando llegué, estaba escribiendo en el ordenador, en una de las mesas, feliz como un niño con barba postiza de adulto glotón en su arcadia. "Sí, aquí la verdad es que soy muy feliz", nos dijo a mi esposa y a mí como si presintiera que no podía ser duradera una felicidad inconmensurable. Cuando nos despedimos, se me grabó su mirada melancólica de español a gusto en América, que le llevaba la contraria a Cernuda triste y trasterrado. Carnicero no tenía nostalgia de España, le aburrían los monotemas de sus compatriotas y agradecía tomar distancia y vivir allá lejos, cuando no en Cuba. Pero me dijo adiós con un presentimiento en los ojos infantiles temiendo que le quitaran el juguete de Argentina de las manos. Y, por si acaso, cerró el ordenador, que también dijo adiós.

Cuando el otro día lo despidieron recordé aquella escena, de las premoniciones que vamos acumulando en la vida. Cuánto dicen, incautas, las miradas. Cuánto callan las palabras para no desmentirse. En otra arcadia mesetaria de la España peninsular, imagino a Carlos Blanco, ya autodespedido de la SER, en una placentera prejubilación que ya quisiera para mí poder disfrutar algún día. Me temo que no va a ser posible.

Fuente: Periodista Digital, España

No hay comentarios: