PLAZA PÚBLICA
Abandonada por su propia cámara, ya no se diga por las autoridades, a la radiodifusión en amplitud modulada (AM) le brotaron recientemente algunos salvadores, como el senador Manlio Fabio Beltrones y el secretario de Comunicaciones Luis Téllez. Salvo que se trate de un valor entendido, de un juego arreglado, el papel que cada uno representa ante el sector de los radiodifusores en riesgo de que su obsolescencia se convierta en quiebra podría entrar en colisión, con repercusiones en el amplio panorama de los acercamientos y acuerdos del legislador sonorense con el Gobierno.
El 4 de junio Beltrones (y sus compañeros Carlos Lozano, Mario López y Fernando Castro) presentaron una iniciativa de reforma legal para que las estaciones de AM reciban autorización para transmitir en FM, como paso previo a la conversión de la radio analógica a la digital. El proyecto debe ser tramitado en ese periodo de sesiones ordinarias, pero no se ha iniciado su estudio para el dictamen en comisiones. En vísperas de que eso pueda ocurrir, el Ejecutivo se anticipó a otorgar ese beneficio a los radiodifusores que lo necesitan, con lo que dejó sin materia la iniciativa de Beltrones y acompañantes. Lo hizo, además, de un modo singular, acaso movido por la urgencia de que en el Senado se apruebe pronto ese proyecto, dado que fue presentado por el factótum de esa cámara: el acuerdo correspondiente vio la luz en el Diario oficial en día festivo, el 15 de septiembre, en medio de un puente que distrae la atención del público respecto de este género de asuntos.
Podría tratarse de un arreglo en que Beltrones hubiera sido convencido de que la sola presentación de su iniciativa lo muestra preocupado por la suerte de más de ochocientas emisoras de AM (759 de particulares, entregadas en concesión, y 95 dotadas de permiso, gestionadas por entidades sociales y gubernamentales) y destinatario de su gratitud. No habría tenido empacho, por lo tanto, en compartir ese agradecimiento con el Gobierno, que recogiendo las líneas generales del proyecto del sonorense se apresura a iniciar su vigencia por otra vía, más veloz, dado que la conversión de que se trata no puede consumarse, y ni siquiera iniciarse, de la noche a la mañana. De esa manera, actuando en tándem, las dos partes quedarían bien situadas ante ese relevante sector de la radiodifusión.
Pero si no hubo pacto al respecto, la publicación del acuerdo puede agraviar a Beltrones y dañar la relación del senador con el Gobierno, un entendimiento de fondo que a veces se combina con expresiones ácidas del sonorense que parecen críticas, pero resultan a la postre sólo divertidas, como su definición de que el Gobierno de Calderón se integra con cuates y cuotas. Ya en la exposición de motivos de su iniciativa Beltrones parecía prevenir al Ejecutivo de que no acometiera por sí la transformación de la radio sino que lo hiciera sólo a partir de mandato legislativo que surgiría de la aprobación de su proyecto:
Dijo explícitamente que “para proceder a la transición a FM se requeriría una norma emanada del Poder Legislativo que faculte al Ejecutivo para proceder a ello en un entorno de certeza”. E insistió en advertir que “es inviable acudir a una pretendida solución a nivel estrictamente administrativo, ya que ello sería una falsa salida que, lejos de resolver la problemática del sector, sería fuente de inseguridad jurídica para los concesionarios y de cuestionamientos para la industria y el Gobierno”.
No obstante esas advertencias, la administración se dispone a hacer ahora lo que la iniciativa Beltrones lo autorizaría a hacer. En negociaciones con el sector, que culminaron con una visita de sus representantes a Los Pinos el viernes 12 (según se lee en la columna “Capitanes” de la sección de Negocios de Reforma), anteayer lunes se publicó el “Acuerdo por el que se establecen los requisitos para llevar a cabo el cambio de frecuencias autorizadas para prestar el servicio de radio y que operan en la banda de amplitud modulada a fin de optimizar el uso, aprovechamiento y explotación de un bien del dominio público en transición a la radio digital”, firmado ese viernes por el secretario Téllez
Debe reconocerse en el diagnóstico que Beltrones y Téllez formularon cada uno por su parte, un propósito de enfrentar la crítica situación de los concesionarios de AM, que fueron desplazados del mercado inexorablemente por las emisoras de FM: en 2003 las 473 estaciones de FM obtuvieron el 72 por ciento del gasto publicitario en radio, mientras que las 760 estaciones de AM quedaron con el 28 por ciento restante. (Anotemos aquí, al margen, una minucia curiosa: en el documento senatorial se informa que hay 759 estaciones mientras que aparece una más en la cuenta de la SCT). La misma inequidad se expresa en cuanto al número de oyentes: sintoniza estaciones de FM el 83 por ciento del auditorio, y de AM el 17 por ciento restante.
Aunque la iniciativa y el acuerdo incluyen a las emisoras permisionadas en sus consideraciones, hace falta un detalle mayor en relación con ellas, pues se conoce que la redacción de los textos, pensados para concesionarios se limitó a añadir de vez en cuando la palabra permisionarios, a cuyas estaciones no se puede tratar con el mismo rasero. En el extremo, el proyecto Beltrones discrimina a las estaciones permisionadas cuando antepone el interés de los concesionarios en el caso de que haya menos frecuencias de FM a distribuir que interesados en obtenerlas.
Miguel Ángel Granados Chapa
Fuente: El Siglo de Torreón, México
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