Los vecinos de la ciudad de Sarandí del Yí no salen aún del asombro producido por los ataques vandálicos de que fueran objeto el estadio de menores y la planta transmisora de la radio.
La preocupación por lo que se considera son hechos de violencia desmedida quedó de manifiesto. Se entiende que solo personas que no están en sus cabales pueden generar este tipo de ataques; en el caso de CW 155 prácticamente no dejaron nada sano.
Con desolación los propietarios se encontraron con módulos en el Arroyo Malbajar, mientras otros equipos fueron dejados en el medio del campo. “Nos cuesta creerlo, después de trabajar toda una vida en el periodismo y brindando un servicio comunitario; enfrentamos una situación inesperada”, dijo Nora San Martín de Porro. Por la violencia empleada para destruir puertas, ventanas y equipos, cuesta pensar que los autores sean menores, esto es un llamado de atención a la sociedad, agregó.
Entre 9 y 11 años.
Las edades de los tres chicos que provocaron los destrozos oscilan entre los nueve y los once años y fueron detenidos por personal de la seccional 14 en el lugar de los hechos. Por estas horas se aguarda la resolución de la Justicia competente. Estos chicos nacieron de nuevo, agregó San Martín en clara referencia a las precauciones que tienen en cuenta en la planta transmisora. “Podrían haber quedado electrocutados allí mismo” afirmó.
Los daños que sufrió la emisora fueron evaluados en una cifra superior a los ocho mil dólares.
En las últimas horas, gracias a la colaboración de radios colegas de la capital, CW 155 volvió al aire. Utiliza un equipo de emergencia, que prestará funciones hasta tanto se pueda poner en funcionamiento el transmisor dañado.
Queda en la nada…
Lamentablemente estos son hechos cada vez más comunes en la sociedad y más allá de la sorpresa inicial parece que todo queda en la nada, manifestó el alcalde Mario Pereyra. Al recordar el incendio provocado en salones de una escuela de Sarandí del Yi, los daños en el estadio de menores y el ataque a un medio de comunicación, dijo no tener dudas que existe un problema de convivencia. “Hay que encontrar a los responsables y si son menores tienen que pagar los padres. Frente a mis gurises cuando eran menores el responsable era yo y ahora que son mayores lo sigo siendo; la Justicia tiene que actuar, aplicando mano dura con quien la merece”.
Si bien se entiende que la solución de fondo no pasa por colocar serenos, el Municipio analiza la posibilidad de reforzar la vigilancia como forma de prevenir hechos similares. “Lo plantearé, pero el sereno no es la solución , acá los padres son responsables” reiteró.
Fuente: El Acontecer, Uruguay
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