Así de fácil, así de contundente, así de generoso. Beltrones atiende un problema real que una y otra vez se ha reiterado en muchos espacios y que ha sido el objetivo de lucha de la asociación Radio Independiente, que encabeza ahora Antonio Gallegos: los operadores de emisoras de AM (empresarios e instituciones universitarias y culturales diversas) viven una situación difícil por la disminución de audiencias y, en el caso de los concesionarios, de anunciantes.
La AM es una tecnología muy antigua y poco ha podido hacer frente a la calidad del sonido y servicios adicionales del iPod, el MP3, la radio por internet, los videojuegos y más. Los estudios demuestran que los hábitos de consumo, sobre todo de los jóvenes urbanos, han variado sustancialmente en los últimos años y la radio AM ha sido, en efecto, la más afectada.
Pero la iniciativa Beltrones es demagógica, superficial y, ante todo, orientada a satisfacer las necesidades de sólo algunos grupos radiofónicos fuertes, que poseen muchas AM en muchas regiones del país y que en los últimos años han comprado más AM, en espera de una modificación al marco jurídico como el que ahora, en bandeja de plata, ofrece este grupo de senadores.
Y es que la propuesta no distingue entre pequeños, medianos y grandes radiodifusores. Para todos habría AM, lo que equivale no sólo a mantener el esquema de concentración de la radio en las mismas manos, pero ahora con FM, sino que alteraría sustancialmente, de la noche a la mañana, el mercado de la radiodifusión mexicana sin una planeación ni una política pública que permita una competencia más sana y el acceso gradual de nuevos jugadores en el sector.
La iniciativa Beltrones en poco ayuda a los pequeños empresarios de la AM. Les daría, sí, una herramienta necesaria y justa, pero los continuaría dejando en desventaja frente a grupos que a través de una compleja red de radiodifusoras de AM y FM han podido expandirse en todo el país, obtener los beneficios de los grandes anunciantes nacionales y desarrollarse en más negocios dentro y fuera de los medios de comunicación.
En el documento se propone que, para evitar fenómenos de concentración, participe la Comisión Federal de Competencia (Cofeco). Pero este organismo poco podría hacer al respecto. Grupos como Radiorama (que posee más de 200 emisoras, la mayoría propias) han emprendido desde hace tiempo una reorganización de sus empresas y participaciones accionarias que podrían superar con facilidad cualquier intento que los declare dominantes. Además, me queda claro, luego de la concentración Televisa-Cablemás, que en materia de medios la visión de algunos integrantes del pleno de la Cofeco se limita al ámbito económico, como si se tratara sólo de papas fritas.
Hay otros elementos también polémicos. Uno de ellos es que se les exceptúa de cualquier licitación o contraprestación por el otorgamiento de las frecuencias. Se justifica que, independientemente de la lamentable situación económica que padecen (lo cual es falaz porque hay emisoras de AM con altos ingresos), hay sólo una sustitución de frecuencias: se devuelven las AM para quedarse sólo con las FM. Sin embargo, es evidente que, al cambiar a una banda mejor, el valor de la frecuencia aumenta y más aún con las posibilidades que después ofrecerá la digitalización.
Otro factor es que la AM no puede desaparecer con un plumazo. Las emisoras que operan en esa banda tienen sobre todo una función social, de información y de entretenimiento en zonas del país que, por el comportamiento de sus señales, difícilmente pueden cubrir las FM. Las AM son regionales, las FM locales. Sin una política que fomente el desarrollo de más operadores, muchas regiones del país quedarían sin servicios de radiodifusión.
Inconstitucionalidad en la mira
Un elemento más es que la iniciativa discrimina a los permisionarios. Si hay pocas frecuencias de FM, los concesionarios tendrán preferencia sobre los permisionarios. ¿Por qué no al revés, senador Beltrones? Ya la Corte, al revisar la “ley Televisa”, ha dicho que estos criterios son inconstitucionales. También polémico es que quiera otorgarse un canal de FM en otra plaza si en la que opera la AM ya no hay frecuencias disponibles. ¿Por qué? La iniciativa se basa en una evolución tecnológica, no en abrir nuevos negocios en otros mercados.
En la iniciativa se prevé que, en caso de que no quepan más canales de FM en una plaza, la Cofetel emita nuevas normas técnicas. ¿Y por qué sólo en las zonas saturadas? La modificación de las normas técnicas debió hacerse desde hace mucho. Se ha demostrado que ya no es necesaria una separación de 800 khz entre emisoras de FM, sino sólo de 400 Khz.
Pero por tratarse de un tema con matices más políticos que técnicos, esta norma ha permanecido intocada.
Finalmente cabe preguntarse: ¿qué pasará con las 83 “combo” de FM que también un priísta, Emilio Gamboa Patrón, regaló en 1994? ¿Devolverían también las AM o ellos vivirían su propio régimen de excepción, frente a los futuros operadores de FM?
Amedi, Sinpries y más
La Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi), que preside Javier Corral, crece. El pasado 7 de junio se instaló el Consejo Directivo de la Amedi Chihuahua, con el registro de más de 50 reconocidos chihuahuenses que abrirán los trabajos de la asociación en el norte del país.
Desde ayer se reúnen en la ciudad de Puebla los representantes del Sistema Nacional de Productoras y Radiodifusoras de las Instituciones de Educación Superior (Sinpries) para analizar la situación de la radio universitaria frente al marco legal y las tecnologías digitales. Son 38 radiodifusoras y 13 las productoras que forman parte de esta asociación. La Sinpries, que preside Wilfredo Ibarra, participó en las consultas para la reforma a la legislación de los medios que llevó a cabo el Senado y propuso, entre otras cosas, el reconocimiento de los medios públicos y que en el otorgamiento de concesiones no sólo prevalezca el criterio económico.
Gabriel Sosa
Fuente: El Universal, México
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