LA creación de Radio Hispanidad puede atribuirse a una sola persona, Juan Infante.
La primera ilusión que generó este hombre, unidas en el transcurrir de los años a muchas ideas y esfuerzos aislados realizados por personas humildes, generalmente con pocos recursos materiales, ha desembocado en una Emisora consolidada y prestigiosa como es Radio Hispanidad.
Pero, vayamos a sus orígenes: Todo comenzó a funcionar en una fría noche de noviembre de 1984, fecha en la que el aludido Juan Infantes realizaba el servicio militar por la Cruz Roja del Mar en Huelva. Era un destino un poco peculiar. Así, los militares de aquella unidad disponían de una emisora instalada en la Comandancia de Marina para hablar con las lanchas, con las Zodiac… Las inacabables noches de vigilia en que se convertían las guardias nocturnas se realizaban en las distintas emisoras. En ellas, todo era atención ante una posible llamada de salvamento o emergencia. También, se comunicaban ('Cacatúa' 1 llamando a 'Cacatúa' 2…), con los walki talquis, con otros marineros destinados en emisoras distantes, lo que no era óbice para que se enviaran música, escucharan la Cadena SER. Y así, fue aprendiendo a hacer radio y a amarla. En aquellas fechas se instalaba en la plazoleta de la barriada 'El Torrejón' y les ponía música a los muchachos que se lo solicitaban, realizaba los montajes (como no había ordenadores, tenía que hacer la mezcla manipulando la cinta de grabación) para retransmitir la festividad de La Cinta…
Un día, leyendo un anuncio insertado en una página de radioaficionados vio que un industrial se dedicaba a vender las piezas para construir una emisora de radio F. M. Se puso en contacto con él (felicísimo, ya que estas piezas no se podían adquirir en nuestra ciudad) para ver si le vendía las piezas o el esquema, se las compró y montó la primera emisora F. M. Ésta poseía poca potencia, ya que sólo alcanzaba a la calle más cercana a donde él vivía. Ilusionado y con miedo a la vez, instaló la antena (fabricada por él con tubería de cobre) de la emisora en su ventana, empezó a mezclar y a retransmitir música y dio su teléfono. Cuál no sería su sorpresa, cuando lo llamó una oyente de una calle más lejana con la que quedó citado para tomar un café y que le diera sus impresiones. A partir de entonces, esta radio artesanal comenzó a confeccionar programas y a tener sus prosélitos…
Sin el menor titubeo, adquirió una emisora de más potencia (diez vatios). A renglón seguido, uno de los oyentes solicitó colaborar con la emisora y comenzó ésta a tener programación (recordamos el programa en honor del díos de la carátula, que llevaba Rafa Cordero). Se alternaban los dos, después surgió un segundo colaborador y comenzaron a confeccionar la programación de la Radio en casa de Juan Infantes. En aquellas calendas, se llamaba Radio 'Cacatúa', en recuerdo de los tiempos del servicio militar. Cuando llevaba funcionando la radio a plena satisfacción cierto tiempo, José Antonio, del video comunitario de la narriada del Torrejón, se interesó por ella y les dijo: "Por qué no nos unimos. Yo os pongo el sonido de vuestra emisora por el vídeo y compramos un equipo de más potencia". A los tres amigos les pareció positivo y, entre película y película, comenzó a sonar la música de la emisora en todos los videos de la ciudad. La audiencia se había multiplicado por diez, ya que además de tener un equipo más potente (que José Antonio y los tres locutores adquirieron en 'Electrónica Sánchez') entraba la música en todos los hogares onubenses que tenían vídeo.
Todo iba encauzado felizmente. Pero, José Antonio, al aumentar el índice de oyentes, quiso comercializar publicidad a través de la emisora y Juan Infantes se negó, ya que no quería verse envuelto en los problemas que la misma conllevaba (Hacienda, comercios que podían presentarles denuncia, etc.). Como el nuevo equipo se pagaría con la publicidad, al no existir ésta, tuvo que devolverlo a 'Electrónica Sánchez. El equipo anterior comenzó a retransmitir pero, ante la escasa potencia, el público comenzó a mostrar su protesta y se tuvo que cerrar la emisora.
En la rueda de la fortuna de sus emisoras favoritas, aquella era la que escuchaba una gran masa de personas que viendo el cariz que tomaban las cosas comenzaron una febril actividad (proliferación de rumores, concentraciones, incesantes reuniones, recogidas de firmas, recaudación de dinero entre los propios oyentes, etc.) encaminada a que abriera nuevamente la emisora.
El capital recaudado ascendía a 200.000 pesetas. Con esta cantidad varios oyentes le acompañaron a Sevilla con el fin de adquirir un nuevo equipo, de 50 vatios, en 'Sony Color'. Se compró y comenzaron nuevamente las emisiones y a aumentar la audiencia. No obstante, la emisora continuó sin tener publicidad. A pesar de que era altruista, surgieron voces de protesta y radio 'Cacatúa' recibió un escrito en el que se le daba diez días para que cerrara. Si no lo hacía, serían sancionados con una multa de diez millones de pesetas. Y cerró. Corría el año de gracia de 1986…
Nuevamente los oyentes se movilizaron (recogieron firmas, tuvieron una entrevista con el alcalde, Sr. Marín Rite) y la emisora estuvo cinco años sin actividad.
Y ocurría que en la barriada La Hispanidad existió una emisora, en la calle Gabriela Mistral, sin número, que fue inaugurada en 1987 y tuvo que cerrar.
Un buen día fueron a La Antilla (donde tenía fijada su residencia Juan Iglesias) Andrés Ramírez y Rafael Ortiz que lo animaron a que se volviera a abrir la Emisora diciéndole: "Tú que tienes los equipos de Radio "Cacatúa", ¿Por qué no empezamos de nuevo?". A lo que contestó Juan: "Yo os presto todo, pero no quiero saber nada del asunto de la publicidad. Lo que sí quisiera es hacer radio, ya que es mi afición".
El nombre que decidieron para la nueva emisora sería radio 'Arte' y se montó en un establecimiento flamenco llamado 'El Tostón', que se ubicaba detrás de la antigua cárcel y que poseía Andrés Ramírez 'El Duende'. Pero, al ser embargado este negocio arrastró a Radio 'Arte' que se quedó sin sede. Ante esta situación, Rafael Ortiz montó una emisora, ubicada en la zona de Palomeque, que llamó 'Onda Nueva'. Los aparatos los prestó Juan que también colaboró como locutor.
Con el tiempo, fenecida por cuestión económica 'Onda Nueva' y deseosos los buenos profesionales que la habían constituido, se aprestaron a afrontar la creación de una nueva emisora que alguien dijo podría ir ubicada en la barriada La Hispanidad. Se reunieron con Juan de los Santos, presidente de la asociación de vecinos del citado barrio que mostró su hospitalidad, cediéndole la junta directiva de la asociación un local (en el que había estado establecida años antes otra radio), como sede para la nueva emisora.
Comenzó la segunda etapa de radio 'Hispanidad', pero disfrutando de total independencia con respecto a la asociación de becinos. Cuando ocurrieron estos hechos, el calendario señalaba los primeros meses del año 1991.
Los comienzos son difíciles. Así, se pusieron de acuerdo todos los socios que habían venido de 'Onda Nueva' en pagar tres mil pesetas para mantener la radio sin que tuviese que utilizar publicidad. Y se consiguió montar una programación estable, con varias horas diarias de radio, en las que se dedicaban espacios a los deportes, los toros, a la retransmisión de la Semana Santa, de los Carnavales.… Un día, Antonio Hierro, cortesano de honor del dios Momo en nuestra ciudad y conocido por el remoquete de 'El Halcón Callejero', que llevaba el programa sobre dicho tema, le dijo a Juan:
"Juan, ¿Qué podemos hacer para retransmitir los Carnavales bien desde el Gran Teatro?"
"Tenemos que comprar una unidad móvil" -contestó Juan-
"¿Y cuánto vale esa unidad?
"Unas quinientas mil pesetas. Mucho dinero para nosotros"
'El Halcón Callejero' le dio la solución: "Los carnavaleros vamos a hacer una gala y con los ingresos vamos a comprar la unidad móvil".
Se hizo la gala y se consiguió el dinero suficiente para la unidad. Y aquel océano que era una balsa de aceite, cuando se tuvo la cantidad se convirtió en un proceloso mar de los intereses variados y las desconfianzas múltiples. Así, algunas voces comenzaron a decir que aquel dinero no le pertenecía a los carnavaleros, que era de los dueños de la emisora… Y algo que había estado muy claro en un principio, que el dinero recaudado era para una unidad móvil, se convirtió en continuas disputas. Juan, antes de dimitir, confió el dinero a la asociación de vecinos que, con sentimientos loables, donó el dinero a las Hermanas de los Pobres y al Asilo de Ancianos. Y la Radio se cerró.
Fuente: Huelva Información, España
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