domingo, 22 de marzo de 2009

ARGENTINA: La radio en Mendoza: 85 años en el aire

Una investigación exclusiva de Los Andes logró determinar la fecha de la primera transmisión radial en la provincia: el 17 de marzo de 1924. Aquí, la crónica de esa experiencia no revelada hasta hoy, que convirtió a Mendoza en la tercera ciudad de Sudamérica en llegar al éter. Además, la particular historia del pionero local, Eduardo Bradley, todo un aventurero.

En 1923, la radio (o radiotelefonía, como se la llamaba entonces) era sólo un sueño y un deseo en Mendoza. Sólo unos pocos radioaficionados desperdigados por ahí sabían de qué se trataba porque lograban sintonizar las emisoras de Buenos Aires, donde el éter ya reinaba desde hacía tres años. Uno de ellos era Eduardo Bradley, un ingeniero bonaerense, avezado y visionario.

Ex aviador, había tenido fugaz fama al ser el primero en cruzar la cordillera de los Andes en globo en 1916 (ver La conquista...). Luego, pudo viajar por Europa, donde se empapó de las novedades de la naciente radiotelefonía y, ya instalado en nuestra provincia como gerente de Casa Decúrgez (una tienda que empezaba a hacer punta vendiendo los primeros receptores a galena en San Martín 1553), imaginó el negocio que se avecinaba si instalaba allí una estación de radio para poder vender los novedosos receptores que exhibía en sus vidrieras. Lo hizo y, aún con precarias condiciones, logró emitir para sus clientes, el 3 de junio de ese año 23, el discurso con el que el gobernador Carlos Washington Lencinas inauguró las sesiones ordinarias de la Legislatura. A partir de allí, Bradley y su compañero Jorge Duclout hicieron varias transmisiones más (ver El gabinete...) hasta llamar la atención del propio Lencinas, seguramente sorprendido por las posibilidades ilimitadas de este medio.

Así, el 9 de junio firmó un contrato con Bradley para instalar, “por cuenta del Gobierno de la Provincia, una estación transmisora radiotelefónica y radiotelegráfica de un kilowatio en la antena y 16 estaciones receptoras de dos etapas de amplificación con altos parlantes (sic), en los puntos que oportunamente indicará el Poder Ejecutivo por la suma de 65.432 pesos del tesoro fiscal".

El texto del contrato también hacía referencia al alcance mínimo que debía tener la emisora: 606 kilómetros. A cambio, Bradley se comprometía a entregar las instalaciones en un término de tres meses, a partir de que la Legislatura aprobara el contrato y de que se le abonara la primera cuota del 25% del presupuesto destinado para ello. El 3 de setiembre la prensa anuncia la gran noticia: Mendoza sería "la tercera ciudad del cono sur" que contaría con una emisora radiotelefónica, después de Buenos Aires y Montevideo.

Ese día Bradley presentó en el Senado su proyecto, como una forma de apurar el trámite luego de su aprobación en Diputados. Se sabe que el ingeniero ya había comenzado la instalación de la radio oficial en calle Boulogne Sur Mer 920, (en una vivienda frente a los portones del Parque). Para financiar el proyecto, había dispuesto el "alquiler" de los equipos a algunos radioaficionados que desearan contactarse con personas de otras localidades, desde Buenos Aires a Chile. El precio: 5 pesos por 5 minutos de conversación.

Noches de radio

Pese al acuerdo con Lencinas, Bradley "celebró" el fin de 1923 sin noticias de su emisora.


Igualmente, como buen aventurero de su tiempo, no se quedó quieto. Junto a su fiel compañero Duclout arrancó el nuevo año con un nuevo proyecto radiofónico: una propaladora en la azotea del matutino lencinista La Palabra, en Necochea 36, a través de la cual los dirigentes del radicalismo mendocino, encabezados por el gobernador Lencinas, se hacían escuchar por el pueblo. La experiencia motivó a Bradley a no esperar más y comenzar las emisiones de la "Estación del Parque", bautizada así por la prensa debido a su ubicación geográfica. El 17 de marzo de 1924 ocurrió el big bang: la primera transmisión de radio en Mendoza.

De ella no quedaron registros grabados, pero sí algunos datos que pueden encontrarse en el diario La Tarde: la emisión se realizó ni bien comenzada la madrugada, a la 1.23, y estuvo a cargo de Jorge Duclout. Su voz se escuchó hasta en el océano Atlántico, a bordo del vapor Asturiano, como lo certifica una respuesta recibida desde la embarcación que navegaba a 1.200 kilómetros de Buenos Aires, según relata la crónica de La Tarde.La segunda transmisión de la ya bautizada LOU Radio Parque, también exitosa, se realizó el 19 de marzo.

Luego continuaron en forma periódica los días subsiguientes. Las repercusiones no se hicieron esperar: "Brillante inicio de nuestra Estación Radiotelefónica...", tituló el vespertino La Tarde el 22 de marzo. "Cuando ella habla, las demás deben callar y escuchar...", agregó el cronista en forma triunfalista. Las "demás" eran las poderosas emisoras de Buenos Aires, como LOX Radio Cultura y LOZ Radio Sudamérica, que también se escuchaban en los pocos receptores que había en Mendoza.

A esta competencia, LOU respondió con una mayor longitud de onda que le permitía ser escuchada incluso del otro lado de la cordillera, en Chile.El alcance de Radio Parque lo certifican las distintas cartas que Bradley recibía de sus oyentes, radioaficionados de todo el país, Chile y Montevideo. Una de ellas de un chileno, Alberto Gaete, una autoridad en la materia, en su tierra. En su mensaje, elogió la potencia de la radio y la definió como la más poderosa de Sudamérica. "La modulación es espléndida, reproduce el sonido de cada instrumento en forma natural.

La amplificación microfónica reproduce sin ruidos extraños las más débiles conversaciones", especificaba el escrito. La carta también comparaba a LOU con Radio Chilena, que transmitía con 600 watts "nominales" y apenas 10 "efectivos", potencia que la emisora mendocina superaba tranquilamente. También se supo de oyentes que "fijaron la onda del broadcasting oficial" en lugares tan distantes como Talca, al norte del vecino país, y Trelew, a 1.500 kilómetros de Mendoza.

Silencio en el aireA pesar de la rápida trascendencia de las emisiones de Radio Parque, la estación permaneció poco en el aire ese inaugural año 24. Los desperfectos estuvieron a la orden del día y los períodos de silencio fueron prolongados. Mientras reparaba y ajustaba detalles, Bradley instaló un negocio de venta de receptores en San Martín 1012. Los fondos para sostener la radio no llegaban, porque el Senado provincial -dominado por la oposición-, no los autorizaba.

Por eso, el "Gauchito" Lencinas se decidió finalmente a firmar el decreto 227 que entregó en concesión a Bradley "una radioemisora de 55 vatios de potencia para desarrollar cultura e información en la provincia".Es interesante observar las tareas encomendadas a la emisora por ese decreto: "Aparte del servicio noticioso y de las transmisiones de piezas musicales, será utilizada preferentemente como medio de propaganda de las bellezas y ventajas que la provincia ofrece al turismo, y de sus industrias y riquezas".

Sin embargo, la normalización de Radio Parque ocurrió de derecho, no de hecho. Porque el año llegó a su fin y nadie pudo explicar el por qué de su silencio. Tal vez los problemas técnicos hayan sido insalvables. Pero lo más seguro es que Bradley, luego de la destitución de Lencinas, se haya quedado sin el apoyo del nuevo gobierno provincial, porque en enero de 1925 siguiente llegó a la estación de trenes de Mendoza el nuevo director de la radio, el uruguayo Juan José de Soyza Reilly, por entonces un joven periodista y escritor con algunos antecedentes radiofónicos en Buenos Aires y que más tarde descollaría en los micrófonos porteños.En lo que respecta a Bradley, desapareció de la vida pública mendocina.

Tal vez haya continuado con su profesión de ingeniero asesorando a las distintas tiendas de tecnología radial y telegráfica en Mendoza o quizás haya regresado a Quilmes, su ciudad natal. Lo importante es que silenciosamente entró en la historia de nuestra provincia y el país: fue el primer hombre que cruzó la cordillera en globo y el introductor de la radiotelefonía en Cuyo.

Fuente: Diario Los Andes, Mendoza, Argentina

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