lunes, 18 de agosto de 2008

Emisora de enfermos mentales, la primera de su tipo en el mundo, celebra 17 años de funcionamiento

La Colifata funciona dentro del hospital psiquiátrico José Tiburcio Borda, en Buenos Aires (Argentina).

Pese a la celebración, 'La Colifata' está en riesgo de ser cerrada porque el Alcalde de Buenos Aires pretende tumbar el hospital psiquiátrico donde realiza sus emisiones.

Emisora de radio Colifata Mauricio Macri, mandatario local de la capital argentina, proyecta crear un complejo de edificios administrativos -que sin duda encarecerá el valor de los terrenos- en el terreno del hospital José Tiburcio Borda, en el barrio de Barracastiene.

Pero la incertidumbre sobre el futuro no es motivo suficiente para que los "colifatos" -"loco" o "lunáticos" en lunfardo, el dialecto porteño-, en su mayoría internos del Borda, dejen de festejar el cumpleaños de 'La Colifata', una experiencia nacida en agosto de 1991 de la mano del psicólogo Alfredo Olivera, convencido de que la radio es una estupenda terapia para los enfermos mentales.

Su ejemplo ha progresado y son ya 50 las emisoras "colifatas" salpicadas por el mundo y unas 40 las que emiten microespacios de 'La Colifata' en América Latina, Canadá y España, explica Olivera en una entrevista con 'EFE'.

Bajo el lema 'Rompiendo muros', la radio transmite en directo en su propia frecuencia desde el patio del hospital, donde los enfermos se alternan en el micrófono, hablan de las condiciones paupérrimas del centro hospitalario, de los temas que les preocupan, recitan, cantan y bailan al ritmo de música clásica, pop, baladas, canciones populares... todo tiene cabida en esta cadena de "locos".

El objetivo, afirma Olivera, es "crear un espacio de dignidad para un colectivo de personas que sistemáticamente ha sido acallado".

Para el director de 'La Colifata', los planes de Macri persiguen "en realidad sacar a los que siempre molestan, que son los locos, porque nos hemos dado cuenta de que en este lugar, a diez minutos del microcentro, se puede hacer un emprendimiento ligado a un negocio inmobiliario sumamente importante".

"Si el gobierno quiere hacer algo acá se va a confundir. No permitamos que lo haga", proclama un "colifato" en antena.

Mientras sus compañeros critican los planes del gobierno porteño, 'Pajarito' disfruta de la fiesta organizada por el 17 aniversario de la emisora.

"Libre, como el sol cuando amanece yo soy libre...", grita al son del popular tema de Nino Bravo al tiempo que corretea por el patio del Borda con los brazos extendidos, como si volara.

"Quiero ser productor de televisión, me parezco a un conductor de un programa y puedo hacer reportes en rima: la miro a los ojos y me encantan sus labios rojos", y vuelve a bailar Sergio Ariel del Yeso, 'Pajarito', al ritmo de Manu Chao, viejo amigo de los "colifatos".

Hugo Norberto López, de 74 años, no baila. Es una de las "estrellas" de la radio y prefiere los poemas de Neruda para cubrir su espacio en 'La Colifata'.

Hugo estuvo internado porque, dice, "enloqueció por la pobreza", y ahora asiste a terapia familiar como externo y confiesa que su "delirio" no es otro que "estar acá, en 'La Colifata'", donde participa desde hace ocho años.

La radio "me sirvió para salir del laberinto, del oscurecimiento en el que uno está metido cuando le agarra una enfermedad mental", recuerda.

La locura, explica, "es perder el equilibro para moverse dentro de una sociedad llamada cuerda, que nada tiene de cuerda, uno pierde el equilibrio y no se puede defender ya".

Asegura que "todos somos colifatos en el momento en que atravesamos las barreras. 'La Colifata' convenció al mundo de que el loco no es peligroso, no miente, es sabio", asegura.

También, para Fernando Ferreri, ex interno del Borda, la emisora fue un instrumento para tumbar barreras y una "manera de conectarse al mundo".

"Uno puede estar de alta, pero para la sociedad nunca dejas de estar loco", se lamenta Fernando, que reconoce que una frontera invisible impide a cientos de internos cruzar el patio para participar en la radio, aunque "muchos la escuchan dentro".

El padre de Leonardo lleva siete años en el hospital y no ha logrado cruzar esa barrera invisible y sumarse al proyecto "colifato". A Leonardo, el 'Polaquito', que con 21 años es uno de los internos más jóvenes, el Borda le ha permitido retomar sus lazos familiares y dejar la vida en la calle.

"Me gusta la gente, el trato, me encanta hacer radio, tocar la guitarra, el piano...", apunta, y siente que 'La Colifata' es "terapéutica, te ayuda en el sentido emocional", aunque ahora se ilusiona pensando en salir del hospital.

"¿Cómo se ve el mundo desde afuera?", le preguntan al "colifato" Luisito. "Está bien, bárbaro", responde.

Fuente: EFE

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