lunes, 30 de enero de 2012

La crisis internacional jaquea a la radio del Borda

La Colifata se quedó sin financiamiento. La locura en la agenda de la política pública.


La Colifata, la primera radio del mundo pensada en un hospital psiquiátrico, atraviesa hoy la peor crisis de sus 20 años de historia: sin financiamiento del exterior y con escasos aportes de publicidad oficial a nivel local este proyecto replicado en otros países quedó en una situación límite.

“En los últimos años se ha financiado con dinero que venía principalmente del exterior, que representaba el 85 por ciento del presupuesto anual. El dinero venía de Francia, a través de la Academia Nacional de Artes y Ciencias, que es una entidad estatal que regula el funcionamiento de las fundaciones en ese territorio. Con la crisis internacional se fue cortando hasta que dejó de venir la ayuda”, contó a Perfil.com el psicólogo y padre del proyecto, Alfredo Olivera.

- Perfil.com: La crisis de La Colifata coincidió con el abandono en el Hospital Borda, que pasó cuatro meses sin gas

- Olivera: Uno ve las instalaciones y no son para nada hospitalarias. Nosotros pensamos que el problema no se resuelve únicamente en lo edilicio si no, sobre todo, desarrollando una política en salud mental que garantice los espacios de los accesos a la salud pública para cualquiera pero que le sume nuevas estrategias de abordaje y de intervención para un problema como el padecimiento psíquico o la locura, que es sumamente complejo y no sólo en esta sociedad. En Europa ya no existen, por ejemplo, hospitales psiquiátricos o muchos lugares donde la gente pasa diez, veinte años. Sin embargo, el problema del estigma y la segregación continúa.

- ¿Puede explicar en qué consiste el proceso de exteriorización de los pacientes?

- La Colifata, en relación a los pacientes que utilizan este espacio, tiene una concepción de la clínica que piensa a cualquier sujeto en situación. Nos importa la situación diagnóstica, nos importa saber cuál es la situación judicial, si tiene amigos o no, si conserva una relación con la familia o no, si alguna vez trabajó o si está en capacidad de trabajar. Por semana vienen al hospital Borda a participar de la emisión en promedio cerca de 30 oyentes o visitantes de la comunidad. Entre el año 2008 y 2010 hicimos un relevamiento de sociabilidad en relación a los pacientes con los que trabajamos y vimos que el 40 por ciento de lo que hoy son sus relaciones sociales en la semana se originaron La Colifata y que hoy se mantienen de manera independiente a la radio.

- ¿La Colifata está al borde de su desaparición?


- A mí me resulta impensable, inimaginable que desaparezca. Principalmente porque es un proyecto útil, que está vigente. Hay un colectivo de personas que espera de La Colifata que funcione. Se nos hace muy difícil cuando todo el peso va cayendo en pocas espaldas porque al no poder sostener el nivel de desarrollo alcanzado entre el año 2007, 2008 y 2009, que era un equipo de profesionales entre psiquiatras, psicólogos, comunicadores. Destinando el 20 por ciento del presupuesto a la investigación, es decir, no sólo a la intervención para ligar procesos a la salud mental si no recursos para crear herramientas que permitan evaluar procesos y medir impacto. Hay un desarrollo maravilloso que me llena de orgullo y de alegría que a la vez me da mucha pena pensar que se pueda perder, por lo tanto me resulta inimaginable.

- ¿A quiénes le importan los locos?


- Tal como están planteadas las cosas y como hemos construido la figura de aquel que llamamos “loco” en la sociedad, obviamente a muy pocos. En todo caso es gente que molesta. Ahora, desde otro punto de vista, nuestros "locos" deberían importarnos a todos en tanto sujetos de derecho. Hoy estoy hablando como “no loco” pero quizás me venís a entrevistar dentro de dos años y pase a ser parte de esos locos a los que nadie le importa. Por lo tanto, nadie está exento de tener un problema de padecimiento psíquico, nadie está exento de atravesar una circunstancia vital donde sienta que no puede con su mundo y de tener un familiar con esos niveles de sufrimiento. Si logramos la creación de una sociedad más tolerante e inclusiva estamos generando salud mental entre todos y mientras viva voy a trabajar en función del desarrollo de proyectos de este tipo que no dejen a nadie afuera si no que justamente valoren lo particular o lo singular de cada quien como aporte a la rueda social.

Fuente: Editorial Perfil, Argentina

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