jueves, 25 de septiembre de 2008

OPINION: Emisoras comunitarias

Explícita o implícitamente este recado va dirigido como una reflexión para todos los que ejercen la palabra como comunicadores populares en las Radios Comunitarias del país y, muy especialmente; como un llamado al buen uso del lenguaje al momento de hacerse oír a través de un micrófono de estos medios alternativos, presentes en diferentes localidades del país como genuina expresión de la capacidad creativa de nuestro pueblo, impotente en sus posibilidades para acceder a los medios masivos de comunicación.

Como medio de comunicación, quiérase o no; la Radio Comunitaria cumple con un papel elemental en nuestra sociedad, en cuanto a la búsqueda de ejercer el derecho fundamental como es el de la libertad de expresión.

En el fondo nacen de la necesidad de interactuar con las comunidades y sus organizaciones sociales, vinculadas directamente por quienes llevan la voz cantante en cualquier programación, llámese perifoneador, locutor o productor independiente. Y es que este actor principal debe transmitir educación desde cualquier ángulo que se mire, ya que la cultura está estrechamente ligada a la comunicación, por lo tanto no debe, no puede transmitir otra cosa que no sea cultura, porque es la manera de compenetrarnos con el mundo, relacionarnos íntimamente con él y marchar al lado de su transformación.

Quiere decir que lo educativo y cultural tiene que estar por encima de los programas informales (populares y de entretenimiento) con fines de lucro, que se presentan en las diferentes emisoras comunitarias, por lo que el comunicador debe tener una noción no tan ambigua de lo popular, para recoger su palabra en forma organizada (preparándose, estudiando, leyendo, documentándose) antes de salir al aire con cualquier programa, procedimiento que a medida que lo haga, lo irá sintiendo y expresando con gran sabiduría popular.
De esta manera se pondrá en comunicación mental y sentimental con la colectividad de una manera práctica y entretenida, pero también creativa y educativa, que hace que como medio de comunicación alternativo, la Radio Comunitaria, se constituya en un elemento valioso para un mayor conocimiento y difusión de la cultura popular. De allí la necesidad de entender la importancia social y cultural de estos medios y, el valor del uso de la palabra para la construcción del discurso de los diferentes programas, razón fundamental para que el locutor someta su oratoria primero al tránsito del aprendizaje por los textos y su palabra escrita.

Es mediante este proceso que algunos comunicadores de las Radios Comunitarias pasarían de su existencia personal (lucrativa), a una presencia realmente comunitaria, respondiéndole a las necesidades del pueblo y haciendo valer la razón de ser de estos medios alternativos, que deben responder a los ecos del grito popular, aún cuando muchas de estas experiencias se han ido deslizando hacia propuestas con orientación política y monetaria, pero no por ello; el comunicador debe dejar a un lado los elementos culturales y educativos, presentando programas con gusto popular, ¡con sabor a pueblo!.

Hay que considerar entonces, que en el campo de la Comunicación Alternativa no prevalece únicamente el afán de poner los medios al alcance del pueblo, sino que sus actores principales, se preocupen por aprender la técnica radial y la mejor usanza del lenguaje, para la construcción de la oratoria y del “protagonismo radial” en la interrelación con el “usuario”, de tal manera que la utilización de una Radio Comunitaria esté subordinada a las necesidades y sugerencias populares y no a la inversa, por cuanto ésta no es la misión y sus actores no son los galanes, pero si con el derecho y la necesidad de participar como histriones principales en la construcción de una sociedad auténticamente democrática, donde se reclame la Justicia, el derecho a la educación, a la salud, a la seguridad personal, a la participación y por ende a la comunicación.

Porque el populacho no quiere seguir siendo simplemente oyente, quiere hablar, abrirse paso para ser escuchado en una comunicación popular, comunitaria, pero inmensamente democrática que permita la creación de sus propios canales de expresión para manifestar sus necesidades y reivindicaciones sin estar sujeto a ningún libreto de tipo político.

Comunicación ésta que tiene que estar orientada pedagógicamente en todo sentido por quienes hacen uso de los micrófonos, hecha por profesionales del medio o gente preparada para tal fin, que conlleve al aprendizaje de todos aquellos que practican la locución espontánea, creativa y popular pero sin ningún tipo de estudio ni pericia radial.

Porque no basta hablar por un micrófono para considerarse un comunicador, ni ser del pueblo, para que lo que se quiera decir pase a ser comunicación, para ello, se necesita un serio trabajo de comunicador y una disciplinada capacitación, que le permita emplear con eficacia todos los instrumentos que tenga a su disposición en el medio radial, comprendiendo en que consiste y que papel juega en la transformación social del país y desarrollando ciertas habilidades y técnicas radiales que le permitan organizar su propio funcionamiento.

La verdadera comunicación empieza por ser buen oyente, no se inicia hablando, en tal sentido; quiero que esta cavilación la “escuchen” todos aquellos colegas de la Radio que se inician de alguna manera ante un micrófono de las Radios Comunitarias, que entiendan que la principal condición del buen comunicador es saber oír. Que “oigan” este mensaje a consciencia, que lo sientan suyo, propio, que se vean en él como en un espejo, que entiendan que en cualquier oficio o profesión se sube como por una escalera, peldaño a peldaño y no abruptamente, aun cuando en la comunicación alternativa de las Emisoras Comunitarias pareciera que no existen normas y todo se puede hacer…

*Locutor

Ramón Morillo
Fuente: Diario El Tiempo, Venezuela

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