martes, 6 de septiembre de 2011

ESPAÑA: Las radios se plantan ante el ‘apagón’ del fútbol

Las emisoras de radio españolas rechazan el nuevo sistema de tarifas de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), que las obliga a pagar por acceder a los estadios de fútbol. Los precios llegan hasta los cuatro millones de euros por temporada, pero las cadenas se amparan en el derecho constitucional a informar. Por ahora, se niegan a abonar ninguna tarifa. Vivoradio le explica cómo las emisoras han sorteado esta nueva situación en el inicio de la temporada de Liga.

El plan de explotación comercial de la Liga dirigido a las radios tiene su origen en Mediapro, la empresa que hasta junio de 2012 posee los derechos de la principal competición futbolística de España, así como de la Segunda División y la Copa del Rey. Su objetivo es trasladar a la radio el sustancioso negocio de los derechos de emisión, que en el caso de la televisión se han convertido en la principal fuente de ingresos para los equipos de la Liga.

Para explotar esta nueva fuente de ingresos, la LFP ha creado un esquema de tarifas con distintas opciones. El precio básico permite a una emisora local retransmitir todos los partidos de la temporada de un mismo equipo, mientras que el resto de opciones ofrecen los derechos de retransmisión de cualquier partido, así como realizar entrevistas exclusivas a los jugadores, en la zona mixta, en el terreno de juego o en los palcos. El coste final se calcula en función de la audiencia de los programas deportivos de cada radio y podría alcanzar los 4 millones de euros por temporada para la Cadena SER, 3,5 millones la Cadena Cope, o dos millones de euros Onda Cero o RNE, según informa El País.

En total, con estas tarifas la LFP recaudaría entre 15 y 20 millones de euros al año, pero las grandes cadenas, agrupadas en la Asociación Española de Radiodifusión Comercial (AERC), mantienen su postura: la radio no es como la televisión y, al no ofrecer imágenes de los partidos, no debe pagar derechos por las retransmisiones, argumentan. A lo sumo, compensarían a los clubes por los costes técnicos (mantenimiento de cabinas para radios, líneas de teléfono, etc.), pero en ningún caso aceptarían las tarifas que trata de imponer la Liga.

Sin perspectiva de acuerdo, ambos bandos mantienen las espadas en alto, acuciados por el pésimo contexto económico. Así, ni la LFP ni Mediapro parecen dispuestos a renunciar a sacar tajada de este melón recién abierto (la mayoría de los clubes de fútbol pasa por apuros graves, como evidenció la huelga de jugadores que retrasó el inicio de la Liga una semana, en protesta por el impago de sueldos en muchas entidades), mientras las radios atraviesan una dificultad similar, debido a la fuerte caída de ingresos por publicidad.

Este último fin de semana el conflicto se tomó una pausa, ya que no hubo jornada de Liga ante el partido de la Selección Española el martes, pero la semana pasada se vivieron las primeras escenas de tensión, en el arranque de la competición futbolística. Los periodistas radiofónicos vieron cómo sus acreditaciones habían dejado de ser válidas y se les impidió el acceso a prácticamente todos los campos de fútbol.

¿Qué sucedió en esa primera jornada de Liga? Lo vivido en las emisoras y en los recintos deportivos fue un anticipo de lo que puede convertirse en habitual durante la temporada, si radios y LFP no llegan a un acuerdo. En las puertas de los estadios, notarios dieron fe de la denegación del acceso a los periodistas. Por su parte, decidieron no entrar, en solidaridad con sus compañeros, los reporteros de emisoras autonómicas, que disfrutan de la entrada garantizada por acuerdos previos (por ejemplo, el contrato de derechos de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals, que incluye a TV3 y a Catalunya Ràdio).

¿Y cómo han sorteado las radios este ‘apagón’ futbolístico, al negárseles el acceso a los campos? Las cadenas han usado la televisión como apoyo, narrando los partidos desde los estudios de radio a partir de las imágenes retransmitidas, o ‘cantando’ los goles con reporteros camuflados entre el público de los estadios. En algunos casos, los informadores tuvieron que escabullirse de la persecución de los agentes de seguridad y en otros, recurrieron a alquilar balcones desde los que se veía el campo para retransmitir las jugadas, o narraron los partidos desde lugares más pintorescos, desde bares hasta su domicilio particular mirando el televisor. Para conseguir declaraciones de los futbolistas, las radios han llegado a conectar con la señal en directo de televisión, justificándolo con el derecho de cita.

Pero, ¿podrán mantener esta situación indefinidamente? Está claro que la información en directo sobre la Liga de fútbol es un derecho inquebrantable, como también lo es que para muchas emisoras los partidos con los que nutren su programación deportiva, de gran audiencia, les aportan ingresos publicitarios cruciales en su negocio. La radio forma una parte esencial del paisaje futbolístico. Seguiremos viendo aficionados en los estadios, con el transistor pegado a la oreja, pero ¿volveremos a ver reporteros de radio en los campos? La paz entre la LFP y las emisoras está pendiente.

Fuente: Noticias VivoRadio

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