El 9 de noviembre de 1981, el ejecutivo socialista de François Mitterrand promulgó en Francia una ley que terminaba con el monopolio de las ondas y permitía a las radios locales emitir libremente en la banda de FM. Hasta entonces, asaltar las radiofrecuencias sin el correspondiente permiso gubernamental era un delito tipificado que se penaba con multas de entre 10. 000 y 100.000 francos de la época (de 1.500 a 15.000 euros) e incluso con un año de prisión.
A pesar de aquella legislación constrictora, innumerables ciudadanos del 'Hexágono' se habían lanzado a la aventura de las estaciones piratas en los 70, siguiendo el ejemplo libertario de Fms británicas u holandesas como Radio Caroline, Radio Northsea International o Capital Radio, que emitían para las islas y el continente desde barcos anclados en el Mar del Norte, como cuenta el reciente filme de Richard Curtis 'Radio encubierta' (2009). Eran una mezcla variopinta de universitarios concienciados, ecologistas, sindicalistas, okupas, punks y veteranos del mayo del 68 quienes impulsaron aquella nueva hornada de emisoras ilegales con nombres como Radio Campus Lille (la precursora en 1969), Radio Verte, Radio Active, Radio Ivre o NRJ.
"El reconocimiento de estas estaciones lo realizó el nuevo gobierno socialista a través de dos leyes sucesivas", cuenta el diario Le Monde. "La primera, el 9 de noviembre de 1981, fue de tolerancia y la segunda, el 29 de julio de 1982, de normalización. El caso es que en ocho meses enterraron un monopolio de radiodifusión que llevaba funcionando desde la Segunda Guerra Mundial". A partir de la normalización promulgada por el PS, se produjo en Francia una auténtica ebullición en el sector y llegaron a surgir, como recordaba France Culture, más de 2.000 emisoras no comerciales de alcance local. "Fue el fin de las interferencias sistemáticas por parte de la TDF estatal. Los antiguos corsarios de las ondas francesas salían de la clandestinidad y se creaban nuevas plataformas como Carbone 14 o Radio Nova, que dieron mucho de qué hablar en los años sucesivos. La mayoría de aquellas estaciones, sin embargo, desaparecerían con el tiempo", señalaba Sophie Delpont.
"Hace 30 años que la reforma del paisaje radiofónico francés garantiza el pluralismo informativo y la diversidad cultural. Estos logros son lo suficientemente valiosos para que nos mantengamos hoy más vigilantes que nunca ante los movimientos de concentración que afectan a los medios en la actualidad. "¡Feliz 30 aniversario a las radios libres!", reza una nota difundida esta semana por Patrick Bloche, el secretario nacional de mass media del Partido Socialista galo. El cumpleaños puede haber pasado desapercibo para algunos poderes ficticos del 'Hexágono' que, esta semana, han estado más ocupados presentando el nuevo Plan de Ahorro Fillon (con el que Francia espera mantener su triple AAA) o celebrando el Día del Armisticio, especialmente dedicado este año a los hijos de la República caídos en Afganistán. Pero por el lado de las radios, ha habido celebración, por supuesto.
El pasado miércoles, varias estaciones pioneras se aliaron con TDF (su organismo perseguidor de antaño) para crear la plataforma efímera We Love Radio que, emulando la épica de los viejos tiempos, ha funcionado estos días desde un barco anclado en el Sena, el Batofar. El animador estrella de esta emisión ha sido Ariel Wizman, actual estrella de Canal +, que dio sus primeros pasos en las ondas libres de los 90. Por su parte, Radio Nova ha programado un especial de 30 horas de duración retransmitido a 30 países que, en un guiño al calendario, dio comienzo a las 11.11 horas de ayer, día 11 del mes 11 del año 11 (hora francesa) y concluir hoy sábado después de dar la vuelta al mundo a través de las ondas.
Además, ha salido a la venta en todo el país el DVD del documental 'Carbone 14: le film', en el que Jean-François Gallotte narra la jugosa historia de la emisora más indómita que conocieron jamás las frecuencias alternativas galas, con escenas impagables como la visita de Serge Gainsbourg. "Carbone 14 sólo funcionó durante tres años", comenta el director de la cinta. "Era una radio muy libre, demasiado como para que siguiera funcionando en nuestros días".
Fuente: El Mundo, España
A pesar de aquella legislación constrictora, innumerables ciudadanos del 'Hexágono' se habían lanzado a la aventura de las estaciones piratas en los 70, siguiendo el ejemplo libertario de Fms británicas u holandesas como Radio Caroline, Radio Northsea International o Capital Radio, que emitían para las islas y el continente desde barcos anclados en el Mar del Norte, como cuenta el reciente filme de Richard Curtis 'Radio encubierta' (2009). Eran una mezcla variopinta de universitarios concienciados, ecologistas, sindicalistas, okupas, punks y veteranos del mayo del 68 quienes impulsaron aquella nueva hornada de emisoras ilegales con nombres como Radio Campus Lille (la precursora en 1969), Radio Verte, Radio Active, Radio Ivre o NRJ.
"El reconocimiento de estas estaciones lo realizó el nuevo gobierno socialista a través de dos leyes sucesivas", cuenta el diario Le Monde. "La primera, el 9 de noviembre de 1981, fue de tolerancia y la segunda, el 29 de julio de 1982, de normalización. El caso es que en ocho meses enterraron un monopolio de radiodifusión que llevaba funcionando desde la Segunda Guerra Mundial". A partir de la normalización promulgada por el PS, se produjo en Francia una auténtica ebullición en el sector y llegaron a surgir, como recordaba France Culture, más de 2.000 emisoras no comerciales de alcance local. "Fue el fin de las interferencias sistemáticas por parte de la TDF estatal. Los antiguos corsarios de las ondas francesas salían de la clandestinidad y se creaban nuevas plataformas como Carbone 14 o Radio Nova, que dieron mucho de qué hablar en los años sucesivos. La mayoría de aquellas estaciones, sin embargo, desaparecerían con el tiempo", señalaba Sophie Delpont.
"Hace 30 años que la reforma del paisaje radiofónico francés garantiza el pluralismo informativo y la diversidad cultural. Estos logros son lo suficientemente valiosos para que nos mantengamos hoy más vigilantes que nunca ante los movimientos de concentración que afectan a los medios en la actualidad. "¡Feliz 30 aniversario a las radios libres!", reza una nota difundida esta semana por Patrick Bloche, el secretario nacional de mass media del Partido Socialista galo. El cumpleaños puede haber pasado desapercibo para algunos poderes ficticos del 'Hexágono' que, esta semana, han estado más ocupados presentando el nuevo Plan de Ahorro Fillon (con el que Francia espera mantener su triple AAA) o celebrando el Día del Armisticio, especialmente dedicado este año a los hijos de la República caídos en Afganistán. Pero por el lado de las radios, ha habido celebración, por supuesto.
El pasado miércoles, varias estaciones pioneras se aliaron con TDF (su organismo perseguidor de antaño) para crear la plataforma efímera We Love Radio que, emulando la épica de los viejos tiempos, ha funcionado estos días desde un barco anclado en el Sena, el Batofar. El animador estrella de esta emisión ha sido Ariel Wizman, actual estrella de Canal +, que dio sus primeros pasos en las ondas libres de los 90. Por su parte, Radio Nova ha programado un especial de 30 horas de duración retransmitido a 30 países que, en un guiño al calendario, dio comienzo a las 11.11 horas de ayer, día 11 del mes 11 del año 11 (hora francesa) y concluir hoy sábado después de dar la vuelta al mundo a través de las ondas.
Además, ha salido a la venta en todo el país el DVD del documental 'Carbone 14: le film', en el que Jean-François Gallotte narra la jugosa historia de la emisora más indómita que conocieron jamás las frecuencias alternativas galas, con escenas impagables como la visita de Serge Gainsbourg. "Carbone 14 sólo funcionó durante tres años", comenta el director de la cinta. "Era una radio muy libre, demasiado como para que siguiera funcionando en nuestros días".
Fuente: El Mundo, España
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