lunes, 7 de julio de 2008

La radio, un contacto de los rehenes de las FARC con el mundo

Bogotá.- La radio, una tecnología del siglo XIX, mantiene en contacto con el mundo a los secuestrados de las FARC pues, como en el caso de Ingrid Betancourt, les permite salir de la selva con un óptimo nivel de información sobre el acontecer diario.

La importancia de la radio es tal para los plagiados, que cuando la guerrilla quiere tomar represalias con los rehenes por algún operativo militar o simplemente aplicar un castigo, lo primero que hace es suspenderles el acceso a este medio de comunicación.

A través del programa radial 'Las Voces del Secuestro', que transmite desde 1994 la prestigiada emisora Caracol, los rehenes se enteran de lo que sucede en su alrededor y el mundo pese a su aislamiento en la selva.

El periodista colombiano Herbin Hoyos, quien en la madrugada del domingo pone en contacto a los secuestrados con sus familias, aseguró que la radio ha sido esencial 'para mantenerlos aferrados a la vida'.

'Eso hace que el secuestrado mantenga la esperanza, que no intente el suicidio y que, a través de sus familiares, se informen de lo que acontece a diario a su alrededor', dijo en entrevista con Notimex el director del programa.

Según Hoyos, en las más de 700 emisiones logradas desde hace 14 años más de 16 mil personas han desfilado por los micrófonos para hablar con los cautivos.

La tecnología alcanzada por la radio les ha permitido a los secuestrados, como en el caso de Betancourt, recrearse con programas de humor que logran captar, pese a lo difícil del terreno y lo tupido de la selva.

Al bajarse del avión que la trasladó a Bogotá, tras su rescate el miércoles pasado, la líder política colombiana le hizo un reconocimiento a la radio por ser su compañía durante su largo cautiverio.

Mencionó el programa 'La Luciérnaga', también de la cadena Caracol, el cual, según dijo, 'les permitía sonreír en medio de todos los miedos que caían sobre ellos cuando llegaban las sombras'.

'Era la hora (las 16:00 horas locales, 21:00 GMT, cuando se iniciaba el espacio radial de humor) cuando nos encadenaban a todos en una situación humillante y ‘La Luciérnaga’ nos ayudaba a sobreponernos', añadió la ex candidata presidencial.

La cercanía de la radio le permitió además a Betancourt estar al tanto de la historia personal de la ahora presidenta de Chile, Michelle Bachelet, quien ni siquiera figuraba como líder política cuando la ex candidata fue retenida por las FARC.

Betancourt incluso citó el caso de la premio Nobel de la Paz 1991, Aung San Suu Kyi, quien encabeza la oposición en Myanmar y permanece bajo arresto domiciliario.

Pero no sólo Betancourt ha destacado el apoyo de la radio para 'mantener la esperanza de vida', también lo han hecho los ex rehenes Luis Eladio Pérez, Clara Rojas y Consuelo González, entre otros.

Al unísono, todos han agradecido el poder tener noticias de sus familias por ese medio durante tantos años de secuestro y estar enterados de las gestiones que se seguían con la guerrilla en pro de su libertad.

Pérez, ex congresista liberado en febrero pasado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), admitió en público que si no fuera por 'Las Voces del secuestro' estaría muerto.

Rojas, compañera de lucha política de Ingrid y quien quedó en libertad este año, dijo que cuando llegaba la noche del sábado se arreglaba y se sentaba frente a la radio para oír el programa.

'Lo que buscamos es poner en comunicación a los secuestrados cada fin de semana con sus familias, que les hacen sentir que su mente está en libertad, aunque su cuerpo esté en la selva', afirmó Hoyos.

Además de ser un soporte espiritual, la radio se ha convertido para los retenidos por las insurgentes FARC, la mayor y más antigua guerrilla de Latinoamérica, en un medio que les permite mantenerse enterados de los acontecimientos a nivel nacional y mundial.

Así parece quedar evidenciado con la manera sorprendente como los liberados han hablado de temas de actualidad, pese a haber estado por tantos años encerrados en la selva y sin contacto con el exterior.

Fuente: La Vanguardia, México

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