viernes, 3 de septiembre de 2010

CHILE: Una manera equivocada de promover la música chilena

LA CAMARA DE Diputados aprobó el martes un proyecto de ley que obliga a las radios a incluir en su programación musical al menos un 20% de contenidos nacionales. Se trata de una iniciativa que busca imponer de manera arbitraria al público una oferta y que vulnera el derechos de las emisoras a programar con libertad sus contenidos.

El proyecto descansa sobre una serie de supuestos errados, que quedan de manifiesto en los fundamentos de la moción ingresada a trámite parlamentario en 2007. En primer lugar, declara una pérdida de vigencia de una serie de expresiones musicales chilenas, la cual atribuye a su falta de exposición en las radios. Pero es evidente que, así como dejan de oírse algunos artistas y composiciones, también surgen de manera natural y espontánea otros nuevos que vienen a llenar ese espacio.

Tampoco parece justo responsabilizar a las radios de esa supuesta pérdida de presencia. Si ésta se ha producido (no se conocen estudios serios que la acrediten), se debería a que las radios programan con la intención de capturar audiencia y a que, para ello, buscan satisfacer las preferencias del público. Si los gustos de éste se han orientado hacia obras y canciones producidas en el extranjero e interpretadas por artistas internacionales, mal podría exigírseles a las emisoras actuar contra los intereses de sus oyentes.

La aprobación del proyecto ha sido bienvenida por los artistas nacionales agrupados en la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD). No resulta adecuado que estos sectores busquen una subvención legal para captar preferencias que el público pareciera no estar dispuesto a entregar de manera voluntaria.

En segundo lugar, la moción señala que una presencia mayor de música nacional en la programación radial "fortalecería la demanda necesaria para vigorizar" la música, los compositores y los intérpretes chilenos. Sin embargo, ésta no pasa de ser una apreciación voluntarista. Es muy probable, por ejemplo, que si las personas no ven cumplidas sus expectativas al sintonizar la radio, emigren hacia otros soportes en busca de los artistas y composiciones que realmente desean escuchar.

Como ha hecho ver la Asociación de Radiodifusores de Chile (Archi), no existen razones de peso para entregar por ley a las radios la misión de fortalecer la música chilena. Existen ya mecanismos institucionales para alcanzar ese objetivo, como, por ejemplo, el Consejo de Fomento de la Música Nacional, y es a través de ellos que, por medio de una política de incentivos, debiera promoverse la creatividad de los autores e intérpretes chilenos.

La imposición de una cuota vulnera, además, la libertad editorial de las radios y podría tener una constitucionalidad cuestionable. Las radios tienen derecho a definir a qué público aspiran a llegar y a establecer las estrategias de programación que les permitan hacerlo. Ello, por supuesto, involucra decidir qué tipo de música ofrecen y en qué horarios. Forzarlas a incluir en su programación musical un 20% de composiciones nacionales (y establecer, al mismo tiempo, multas para los infractores) constituye una arbitrariedad.

Concluido su primer trámite constitucional en la Cámara de Diputados, el proyecto ha pasado ahora a estudio del Senado. Es de esperar que en la Cámara Alta la iniciativa sea desechada o reformada de manera fundamental.

Fuente: La Tercera, Chile

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