martes, 19 de julio de 2011

VENEZUELA: 75 aniversario de Radio Nacional de Venezuela

Ha llovido mucho desde aquel 29 de julio de 1936, cuando por decreto presidencial del general Eleazar López Contreras se creaba la Radio Difusora Nacional de Venezuela. El azaroso y largo, muy largo, siglo XIX parecía quedar atrás en el tiempo histórico que no siempre es coincidente con el tiempo cronológico.

Desde entonces y hasta nuestros días las trabajadoras y trabajadores de la emisora han sido el centro difusor de los corrientazos y explosiones sociales, políticas, económicas y culturales que acompañan como el rayo a la tormenta la lucha de clases, unas veces subterránea y casi imperceptible y otras espléndidamente luminosa y sonora.

Por décadas el pueblo venezolano asoció un súbito cambio de programación en la Radio Nacional de Venezuela a un golpe de estado o alguna forma de sismo social. Todos los momentos de esperanza, pero también todos los zarpazos a los sueños de un pueblo en eterna lucha por la libertad, por la igualdad y por su soberanía adquirieron sonoridad en los hogares de las venezolanas y los venezolanos a través de estas hondas hertzianas de Radio Nacional de Venezuela.

Fueron sus trabajadoras y sus trabajadores de toda índole: de la noticia, de la opinión, del entretenimiento, del folklore, de las máquinas de escribir Remington, del coleto y el cafecito mañanero ¡todas y todos! Porque todas y todos son trabajadores, proletarios, obrero, quienes tuvieron que apretar los dientes, fruncir el ceño, aquietar el corazón y amarrar la rabia cuando tuvieron que informar que se terminaba una sentida esperanza con el derrocamiento del presidente demócrata y bueno, Isaías Medina Angarita, o saltar de alegría cuando se informaba que sobre el cielo de Caracas se desplazaba la Vaca Sagrada con Pérez Jiménez en su interior y con esa “Vaca” una larga noche de terror…

¡Ay cuánto dolor proletario! Cuando a las pocas horas de la embriaguez de ilusión, sus trabajadoras y trabajadores debían anunciar la incorporación a la Junta de Gobierno, no de Fabricio o Guillermo sino de Eugenio Mendoza y Blas Lamberti y con ellos todos los sueños de nuevo, otra vez, al botalón de los amos, ¡cómo duele! Se había entregado la alucinación hermosa del 23 de Enero.

También fueron sus trabajadoras y trabajadores los que, rictus de rabia y dolor apretado el pecho, debieron anunciar que el colega periodista, el hombre recio y bueno, el reivindicador por excelencia del oficio de periodista, Fabricio Ojeda, se había “suicidado” en un calabozo del SIFA, en el Palacio Blanco, ahorcándose con una cuerda de persiana.

¿Qué decir de aquella madrugada del 4 de febrero?, o ¿donde dejamos la incertidumbre, el dolor y la furia de aquel 11 de abril? O el “acompañamiento” de los amables vecinos de la zona con sus cacerolas y denuestos a todo lo largo de aquel “paro petrolero”.

Todo eso y mucho más ha sido la historia de la lucha de clases, sostenida y verificada en los espacios de la Radio Nacional de Venezuela. De esa fidelidad a la conciencia de clase de sus trabajadoras y trabajadores nadie debe tener la menor duda. En cualquier época o en cualquier momento, salvo las expresiones de desclasadas y desclasados que siempre los ha habido y los habrá -para desgracia de sí mismos y la clase gloriosa a la que pertenecen-, la clase trabajadora siempre libra su combate, ruidoso o silente pero siempre, adarga en brazo, espoleando el Rocinante de su liberación.

Hoy vive la clase proletaria, en el ámbito de Radio Nacional de Venezuela una situación extraordinariamente particular y mágica. Mientras en un Estado, el gobierno y las instituciones sean dirigidas por las burguesías nacionales e internacionales la inexistencia de similitud de intereses obliga a la clase trabajadora a luchar contra el patrón burgués a brazo partido y a tiempo completo. La lucha ha de ser obligatoriamente sorda y casi invisible pero consecuente y recia. Debe resistirse al plan desarticulador de la burguesía sobre la clase trabajadora que la debilita, trastoca y confunde sus valores, coloniza su conciencia e impide la cohesión liberadora de la clase proletaria.

En esas condiciones han debido luchar las trabajadoras y los trabajadores de Radio Nacional de Venezuela, al menos por seis décadas de su existencia. Hoy, estas mismas personas deben asumir el cambio radical en sus relaciones con el Estado empleador. En Venezuela se está construyendo un estado proletario. Los intereses de clase del Estado responden a la voluntad de la clase que lo dirige y alienta y esa clase es hoy –a duras penas pero avanzando- la clase trabajadora.

Una nación deviene en comunidad en la medida en que logra ser, por la vía de la identidad de intereses, del conocimiento liberador y dialéctico, así como del afianzamiento de su identidad y su cultura, rector de su propia circunstancia. Amo de su destino, consciente de que es objeto de su circunstancia y sujeto circundante, tal y como lo escribió el maestro Simón Rodríguez.

Hoy ese sorprendente milagro que se va haciendo cotidiano y, de hecho, está ocurriendo en los espacios físicos y espirituales de Radio Nacional de Venezuela. No es igual ni se escribe de la misma manera. Las trabajadoras y los trabajadores de Radio Nacional de Venezuela van deconstruyendo lo viejo y construyendo cada día su propio destino en armonía de clase con el pueblo al que sirven. Las trabajadoras y los trabajadores son la fuerza que impulsa una nación, hacia lo grande, lo sublime, hacia la vida. Ese acompañamiento con toda la clase trabajadora de la nación ocurre hoy en los espacios de Radio Nacional de Venezuela.

La conciencia de clase se respira, se percibe en todos los pasillos, los estudios, las oficinas y hasta en el cafetín de la Radio Nacional de Venezuela. No es poca cosa. Se sabe que no se está trabajando para cualquier patrón. Saben todas y todos que trabajan para el pueblo, para la clase a liberar, para sí mismos, para la Patria Buena. Eso lo transpiran todas y todos en la emisora, porque el trabajo cuando es satisfactorio y es liberador (no alienante ni enajenante) no se siente como trabajo castigo sino como vida realizada. Sólo en socialismo realizamos el trabajo vida.

Hoy y por muchos años más Radio Nacional de Venezuela –como puede comprobarse cuando sus siglas aparecen en los barrios de toda la patria- debe seguir siendo un instrumento eficaz al servicio de la liberación de su pueblo. Debe ser un instrumento cooperante con las luchas del carpintero de Nazareth, con las del mágico adelantado caraqueño, solitario en San Pedro Alejandrino, con las del traicionado en San Carlos de Cojedes, con las del mártir en la Cañada de Bolivia y con las del líder –resumen de lucha y tiempo-, Comandante Hugo Chávez Frías.


Fuente: Radio Nacional de Venezuela, Venezuela 

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