La radio ha sido tradicionalmente el 'hermano pobre' de los medios de comunicación. Pero es el que mejor sobrevive a los cambios y la llegada de las nuevas tecnologías. La disposición transitoria decimoquita de la Ley Audiovisual, aprobada en marzo de 2010, recoge en su primer punto que 18 meses después de la entrada en vigor de la norma el Gobierno "aprobará el plan técnico de digitalización integral del servicio de radiodifusión sonora terrestre". Apremiado por el calendario, el Consejo de Ministros ha aprobado este viernes dicho plan con el objetivo de "impulsar" la radio digital, pero sin medidas ni fechas concretas. El problema: la falta de un standard tecnologico y la nula audiencia de esta tecnología.
"Las frecuencias que usaba la televisión tenían un interés económico muy importante porque también podían ser usadas para servicios de movilidad. Ésa fue una de las razones de la llegada de la TDT y del apagón analógico. Las frecuencias de la radio no tienen esa connotación", explican fuentes del Ministerio de Industria como justificación a la lenta implantación de la radio digital. Además, las frecuencias designadas para la radio digital sólo pueden usarse para este fin, no para otro.
Para tratar de "impulsar" el cambio, el Consejo de Ministros ha aprobado una modificación del Plan Técnico de la Radiodifusión Sonora Digital Terrestre de 1999, a través de un real decreto, estableciendo "expresamente el principio de neutralidad tecnológica para que se pueda realizar la migración a tecnología DAB+. Al mismo tiempo, reduce la obligación de cobertura del 50% al 20% del territorio nacional.
"No existe un standard tecnológico de emisión ni en España ni en Europa. La audiencia de la radio digital es residual porque la gente no tiene aparatos receptores. No hay un standard afianzado, ése es el problema", lamentan desde Industria. Preguntadas por si harán algo para impulsar un standard, las mismas fuentes lo tienen claro: "Será el que se imponga en el mercado. Que la economía de mercado dictame el standard".
La modificación este plan para "impulsar" la radio digital es concebida como un "mensaje político". "Nos vamos a mover en Europa para que se consolide un standard, se ponga en los coches de serie, se venda a buenos precios...". Las primeras medidas que se van a tomar en España serán unas pruebas piloto así como un estudio con todo el sector para evaluar las posibilidades de llevar a cabo un apagón analógico como ocurrió con la televisión. Las posibilidades se irán evaluando en función de las conversaciones. Sin objetivos, pero tampoco sin plazo alguno previsto.
La radio digital se reguló por primera vez en España en 1999 y las emisiones con tecnología digital comenzaron en el año 2000. Desde ese momento se emiten en España 18 cadenas de radio digital de ámbito nacional. Sin embargo, en estos 11 años el mantenimiento de estas emisiones no se ha traducido en un incremento de ventas de aparatos de radio digitales, que son más caras que las tradicionales que captan la señal de FM o AM, ni tampoco ha habido un aumento de oyentes a nivel nacional.
La radio digital permite configurar redes de frecuencia única, evitando la necesidad de cambiar de frecuencia del dial para oír el mismo programa en distintas zonas geográficas, permite un uso más eficiente del espectro radioeléctrico, mejora la calidad de la recepción y tiene capacidad para disponer de una mayor oferta de cadenas.
"Las frecuencias que usaba la televisión tenían un interés económico muy importante porque también podían ser usadas para servicios de movilidad. Ésa fue una de las razones de la llegada de la TDT y del apagón analógico. Las frecuencias de la radio no tienen esa connotación", explican fuentes del Ministerio de Industria como justificación a la lenta implantación de la radio digital. Además, las frecuencias designadas para la radio digital sólo pueden usarse para este fin, no para otro.
Para tratar de "impulsar" el cambio, el Consejo de Ministros ha aprobado una modificación del Plan Técnico de la Radiodifusión Sonora Digital Terrestre de 1999, a través de un real decreto, estableciendo "expresamente el principio de neutralidad tecnológica para que se pueda realizar la migración a tecnología DAB+. Al mismo tiempo, reduce la obligación de cobertura del 50% al 20% del territorio nacional.
"No existe un standard tecnológico de emisión ni en España ni en Europa. La audiencia de la radio digital es residual porque la gente no tiene aparatos receptores. No hay un standard afianzado, ése es el problema", lamentan desde Industria. Preguntadas por si harán algo para impulsar un standard, las mismas fuentes lo tienen claro: "Será el que se imponga en el mercado. Que la economía de mercado dictame el standard".
La modificación este plan para "impulsar" la radio digital es concebida como un "mensaje político". "Nos vamos a mover en Europa para que se consolide un standard, se ponga en los coches de serie, se venda a buenos precios...". Las primeras medidas que se van a tomar en España serán unas pruebas piloto así como un estudio con todo el sector para evaluar las posibilidades de llevar a cabo un apagón analógico como ocurrió con la televisión. Las posibilidades se irán evaluando en función de las conversaciones. Sin objetivos, pero tampoco sin plazo alguno previsto.
La radio digital se reguló por primera vez en España en 1999 y las emisiones con tecnología digital comenzaron en el año 2000. Desde ese momento se emiten en España 18 cadenas de radio digital de ámbito nacional. Sin embargo, en estos 11 años el mantenimiento de estas emisiones no se ha traducido en un incremento de ventas de aparatos de radio digitales, que son más caras que las tradicionales que captan la señal de FM o AM, ni tampoco ha habido un aumento de oyentes a nivel nacional.
La radio digital permite configurar redes de frecuencia única, evitando la necesidad de cambiar de frecuencia del dial para oír el mismo programa en distintas zonas geográficas, permite un uso más eficiente del espectro radioeléctrico, mejora la calidad de la recepción y tiene capacidad para disponer de una mayor oferta de cadenas.
Fuente: El Mundo, España
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