viernes, 7 de enero de 2011

ESPAÑA: Radio Tenerife II

Reclusos del Módulo de Respeto aprenden locución y técnicas para emitir en directo

"La voz no hay quien la pare, ni rejas ni paredes", dice una canción del grupo Marea. Cada miércoles, desde hace unos meses, Cipriano García pone rumbo al centro penitenciario de Tenerife, en El Rosario, para desarrollar una iniciativa que llevaba tiempo rondando en su cabeza y que se ha convertido en una pasión: poner en marcha una emisora de radio en la prisión. Allí, con la ayuda de su compañero en las ondas Ian Montgomery y del educador Valentín Reinoso explican a un grupo de reclusos cómo se realiza un programa, tanto en el apartado técnico como en la locución. La iniciativa está siendo un éxito. la opinión asiste como invitada al nacimiento de una nueva emisora.


DOMINGO GONZÁLEZ
SANTA CRUZ DE TENERIFE
Cipri, que lleva ligado a las ondas casi tres décadas, quedó sorprendido cuando hace unos años visitó la cárcel tinerfeña con su programa. En ese momento contactó con Valentín Reinoso, educador del centro. Lo que comenzó como una charla, como una idea, fraguó años más tarde gracias a Cruz Roja y el apoyo e implicación de todos los que trabajan en ese centro penitenciario. Tanto Cipriano como Ian Montgomery son voluntarios de esta organización y gracias ella pueden llevar a cabo la realización de este taller.

Cada miércoles, Cipriano recoge por el camino a Ian, profesional de dilatada carrera en las radios de las islas. Ian es el manitas, el encargado del montaje del ordenador y de todos los aparatos que hacen posible el milagro de la radio, aparatos que en su mayor parte, y por el momento, son aportados por los monitores del taller, dada la escasez de medios. Cumplidos los trámites para la entrada en el centro penitenciario, Valentín les espera. A sus espaldas se cierran varias puertas, pero también se abren otras, hasta hace unas semanas desconocidas para Cipriano e Ian.

"De todas las cosas que he hecho en mi vida, esta es una de las más bonitas. Siempre quise hacer algo de este tipo después de hacer un programa convencional y poder compartir lo que uno sabe con este colectivo", comenta Cipriano. "Ahora que los conozco puedo decir que en la cárcel como en la calle hay gente ruin, gente mala, pero también gente buena, que ha cometido un error en su vida y que intenta superarlo y repararlo iniciando un nuevo camino. Si esto les puede ayudar…", agrega.

10 internos
Valentín abre las puertas del salón de actos. En el escenario, Ian empieza a sacar de su maleta los aparatos; entonces hace acto de presencia el grupo que asiste al taller de radio. Pertenecen a un módulo especial, el llamado Módulo de Respeto, y su asistencia es voluntaria. De hecho, el colectivo está formado por medio centenar de internos. Al taller de radio, que es uno más de los que el se imparten, acuden unos 10 y está previsto que asista alguna interna del modulo de mujeres para que también participe en la experiencia.

"Después de hablarlo con Cipriano, creímos que era una buena iniciativa, ya que existe en otros centros de España, como por ejemplo en Salto del Negro (Gran Canaria) y la experiencia ha sido positiva". Así que una vez presentado el proyecto a la dirección del centro y realizados los trámites pertinentes, Cruz Roja puso los medios para que Cipriano e Ian Montgomery pudiesen acudir sin problemas cada semana. "Yo hago de enlace entre todas las partes que estamos implicadas", afirma Valentín Reinoso, que inició su carrera profesional como funcionario de Interior hace 25 años y que desde hace cuatro ejerce su labor como educador.

Aunque en los primeros días todo fue un poco caótico, ahora cada uno conoce su labor. Un pequeño grupo ayuda a Ian a poner a punto la parte técnica, mientras que el resto habla con Cipriano para ver cómo transcurren las dos horas y media de actividad. El objetivo es que dentro de poco los internos puedan poner en marcha por su cuenta todo lo que han aprendido y que la radio esté en el aire todos los días. De esta forma será una actividad continua y emitirá programas en diferentes horarios para todos los módulos y con la posibilidad de contactar al menos una vez al mes con emisoras del exterior.

Ponerse delante de un micrófono no es tarea fácil y por esa razón se les enseñan los trucos a los que recurre un locutor cuando está en antena. También, en ocasiones puntuales, se invita a profesionales de los medios de comunicación tinerfeños para que compartan sus conocimientos y anécdotas con todos ellos. "¡Atención! Preparados, que comenzamos. Hola buenas tardes, en directo desde Tenerife II". Este puede ser el comienzo de un programa que primero se graba con los internos como protagonistas, bien como locutores, como entrevistados o como contertulios, para luego escucharlo, examinarlo y, cómo no, criticarlo. Mientras, los técnicos se encargan de subir y bajar los micrófonos, de poner o quitar la música o los efectos especiales y se encargan de que todo se grabe para su posterior emisión.
Rafael es el vicepresidente del Módulo de Respeto de Tenerife II y comenta ante el micrófono "el módulo está autogestionado por nosotros mismos bajo la supervisión de los miembros del equipo técnico: Laura, una trabajadora social; Fernanda, que es psicóloga, Mercedes, jurista, Cristina y Valentín, educadores)". "Somos un presidente, un vicepresidente y un secretario; estamos repartidos en seis grupos cada uno con su responsable", añade.

Hay cinco comisiones: la de convivencia, encargada de la resolución de conflictos; la jurídica, supervisada por la jurista del módulo; deportes; cultura; y la de acogida, que orienta a cada interno que llega nuevo. "Aquí se es más estricto con la limpieza y con las normas de convivencia y conducta y un acto negativo individual repercute en el grupo al que pertenece el que lo comete por eso al entrar firmamos un compromiso de conducta y si no se respeta regresamos al modulo de donde venimos", explica Rafael.

Como contrapartida, además del taller de radio y demás actividades, viven en un módulo menos masificado que los demás y en celdas individuales. "Tenemos además del taller de radio otros talleres impartidos por nosotros mismos como el de ingles, alemán, música o náutica y otros impartidos por los miembros del equipo como los de lectura, teatro, orientación laboral, preparación para los permisos, prevención de recaídas, etc. También tenemos un pequeño huerto que gestionamos nosotros en el taller de horticultura. Este es un módulo que premia la buena conducta, por eso hay todo tipo de internos, de corta o larga condena, preventivos o penados pero todos con ese compromiso", manifiesta Santiago que ya participo en la radio del Salto del Negro.

Reeducación
"Creo que esta iniciativa del taller de radio es muy positiva para nosotros porque nos acerca un poco más a la libertad y forma parte del proceso de reeducación y reinserción de la gente. Además, despierta la mente, porque aquí se estanca. Llama la atención porque es muy interesante, todos estamos de acuerdo con eso", continúa Manuel, que también estuvo vinculado en la calle a alguna emisora.

Los protagonistas de esta historia tienen muchas tareas que realizar antes de ponerse a hacer radio. "Nuestro día comienza con la asistencia a la asamblea y luego debemos realizar la limpieza del módulo, que se reparte entre los grupos según la puntuación de cada uno; luego asistimos a los talleres en los que nos hemos inscrito, unos son por la mañana y otros por la tarde como el de radio", explica Fernando, otro de los locutores cuyo tono de voz no desmerece en absoluto a la de cualquier profesional de este medio. El programa sigue adelante con la realización de un pequeño informativo, en el que interviene tres locutores, leyendo y comentado las noticias que ellos mismos han seleccionado. Y con una pequeña entrevista a Valentín para que les cuente las motivaciones que le llevaron a hacerse educador en un centro penitenciario. En un momento determinado, hacen acto de presencia dos de los funcionarios que trabajan en el Módulo de Respeto. Antes lo hacían en otros módulos del centro tinerfeño, pero ahora se muestran contentos con su labor. Tras saludar a Valentín, Cipriano, Ian y a los reclusos, pasan a ser otros oyentes más.

También llega Naima Díaz, la responsable de los talleres de Cruz Roja en Tenerife II. Explica que hay unos 20 voluntarios que como Cipriano realizan su labor de forma altruista. "Trabajamos en muchos talleres en otros módulos por ejemplo el de canto, el de teatro, el de risoterapia, el de asesoría legal, etc. El objetivo es ofrecer una oportunidad a la gente que la quiere, porque siempre hay a quién no le interesa lo que hacemos", argumenta Naima.

Llega la hora del examen. Atentos, todos escuchan cómo ha salido el programa. Cipriano comenta, para, corrige... Los internos argumentan, asienten o disienten sobre los comentarios del director del programa. Hablan y deciden cuál es la tarea para la próxima emisión. "Adiós, buenas tardes, han escuchado Radio Tenerife II". De esta manera se pone punto y final a casi 150 minutos de actividad. Ian y sus chicos recogen todo el material y quedan para dentro de siete días. Unos y otros emprenden el camino de vuelta a su realidad: el módulo y la calle.

A medida que se abren las puertas, Cipriano, Ian y Valentín reflexionan de cómo ha ido todo. "La primera vez que vine aquí estaba impresionado, porque no sabía lo que me iba a encontrar. Pero todo fue bien, sin problemas. Al contrario, la gente está muy motivada y eso ayuda mucho", confiesa Ian.

Ya en el exterior, justo en el momento de la despedida, aparece Francisco González, director de Tenerife II. Tras saludar a los periodistas y a Valentín, se despide no sin antes comentar que una cosa es lo que la gente puede pensar de una cárcel y otra muy diferente lo que puede ocurrir dentro de ella.

Así es, esta es la historia de un grupo de personas que se reúnen cada semana. Unos, para intentar ser mejores día día y otros para poner los medios para lograrlo. En este caso, mediante ese proceso que inventaron Nikola Tesla y Guglielmo Marconi.

Fuente: La Opinión, España

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