jueves, 28 de abril de 2011

ESPAÑA: S.O.S. para la FM vasca: un mapa imposible (I)

Por Ramón Zallo e Iñaki Lasagabaster, * Catedráticos de Comunicación y de Derecho Administrativo de la UPV-EHU, respectivamente

NUESTRO sistema comunicativo audiovisual es un sistema limitado y dependiente que no se corresponde a un país avanzado y plural con un proyecto cultural. Está muy por debajo de la satisfacción de las necesidades y demandas informativas y comunicativas.

Como sociedad madura, necesitamos canalizar la comunicación radiotelevisiva para que sirva al desarrollo colectivo, al entretenimiento, a la información, a la comunidad, al conocimiento y al derecho de elección de los usuarios entre programaciones solventes y diversas. Pero el sistema actual, especialmente en la FM, está lejos de responder a unos principios de pluralismo, descentralizadores, normalizadores en lo sociolingüístico e integradores. Y va a peor.

Con poco ruido, sin que los partidos de la oposición se hayan hecho eco o se hayan enterado, se está fraguando un inminente decreto "sobre la Comunicación Audiovisual" en el Gobierno López que, siendo de supuesta concreción técnica de la Ley General de Comunicación Audiovisual (LGCAV) en vigor desde el 1 mayo de 2010 en el Estado español, tiene graves problemas.

Por una parte, soslaya el debate sobre el sistema comunicativo que este país necesita y que hubiera tenido que plasmarse en dos iniciativas:

- Una Ley de Comunicación Audiovisual vasca (y no un decreto) que fije obligaciones lingüísticas, horas de emisión en desenganche, producción propia y programación cultural para el conjunto del sistema audiovisual, incluido el radiofónico hoy operativo, y cree un Consejo del Audiovisual que, de verdad, vigile el uso de un espectro que hoy es una selva de obligaciones incumplidas. Así lo tienen en Catalunya. No es aceptable ni transparente que mediante decreto se cuele un modelo sin discusión pública sobre el sistema que necesitamos.

- Una reforma de la obsoleta ley de creación de EITB (1982) con la que los socialistas solo amagaron cuando estaban en la oposición.

Por otra parte, como las licencias de TDT local ya se asignaron y las de TDT autonómicas privadas han de esperar, ese decreto solo será utilizado para un inmediato concurso de 34 nuevas licencias de radio FM que quedaban pendientes y que se asignarían -a tenor del articulado- solo a empresas de radio comerciales.

El resultado sería, si no mediaran criterios compensatorios, que se mercantilizaría y desnacionalizaría aún más el espectro radiofónico vasco, hoy dominado por cadenas privadas con sede en Madrid, en un ámbito que debería ser de radio vasca y cercana.

Según un estudio exhaustivo realizado por un grupo de investigación de la UPV-EHU, el mapa de la radio, y antes de nuevas concesiones, no puede ser más inquietante. Se trata de una radio centralizada, hiperconcentrada, en castellano, desequilibrada en formatos y géneros y sin compromiso cultural.

Centralizada: A contrapelo del ingenuo decreto de 1986 que fue pensado para favorecer la radio de proximidad, se ha formado una radio a distancia -centralizada y concentrada- de tal modo que, dos tercios, 23 de las 36 emisoras de FM del decreto, están vinculadas a cadenas privadas de ámbito estatal: Ser, Cope, Onda Cero….

Los concursos de 1987 y 1989 aplicando los Planes Técnicos de 1979 y 1989 pudieron ser más o menos salomónicos -también favorecieron a agentes locales (Iglesia, Iparraguirre, Orain, Nervión, municipios de Rioja alavesa..)- pero el mercado de compra-venta de licencias y los acuerdos de asociación alteraron el mapa después, en beneficio de las grandes cadenas. Ello no plantea solo un problema de centralismo sino que los ciudadanos vascos están, en buena parte, ausentes de la mayoría de los procesos comunicativos.

Asimismo prima la influencia de las grandes cadenas de ámbito estatal en la opinión pública vasca a través de informativos, magacines y tertulias.

Hiperconcentrada: Lo más relevante, incluyendo la Onda Media que no es competencia vasca, es que el 78% de la audiencia de las privadas está acaparada por cadenas de ámbito estatal, quedando un 22% para cadenas territoriales privadas y radios locales, en clara contradicción con el espíritu del decreto de 11 de noviembre de 1986.

Los acuerdos de asociación entre las grandes cadenas y las emisoras locales limitan enormemente el tiempo de desconexión y constituyen una estrategia de las grandes cadenas para ofertar su programación donde no disponían de una concesión administrativa, alterando con ello la polifonía del mapa radiofónico.

Solo en castellano: Las emisoras privadas, y por el meritorio esfuerzo de no más de cuatro emisoras, solo atienden a 50.000 euskaldunes sobre un millón de oyentes que tiene el sistema comercial. O sea, no llega a un 5% de su audiencia. Se conoce que el euskera es solo tarea de algunas radios de titularidad pública (los otros 150.000 oyentes del total de audiencia euskaldun). El resultado final es un 15% -menos de la mitad de la media de conocimiento- cuando las medias sociolingüísticas locales en la Comunidad Autónoma van del 20 al 70% según comarcas.

El sistema de radio vigente no solo no es una ayuda para la normalización lingüística sino un obstáculo al sentenciar su invisibilidad.

Desequilibrio de formatos y géneros: Hay un exceso de radiofórmulas y un predominio de magacines en las muy homogéneas radios convencionales.

Sin compromisos con la producción cultural propia: La presencia de la música vasca en euskera o castellano o instrumental está casi ausente, salvo en unas pocas emisoras concienciadas. Los compromisos de promoción cultural son inexistentes fuera del sistema público.

Abundan las radios piratas: Comerciales y de sectas religiosas (sin licencia) que saturan y entorpecen el dial con una programación de pésima calidad, mientras que siguen en el limbo de la falta de reconocimiento y apoyo unas pocas y meritorias radios comunitarias (Tas-Tas, Hala Bedi, Antxeta, Irola, Euskal Herria en Iruña….) a las que la LGCAV y sus proyectos de reglamento quieren convertir en radios de barrio.

En su momento (decreto de 1986) se concibieron las concesiones como emisoras de y para la ciudadanía vasca, como altavoces de las distintas expresiones sociales y culturales de nuestro país. Lo cierto es que, pasado un tiempo, la mayoría de los titulares/ programadores reales tenían su sede en Madrid. Un fracaso en la pluralidad de titulares.

El Gobierno vasco de la época propugnaba una programación para la ciudadanía vasca. Y sin embargo los porcentajes de programación propia y local son muy bajos. Otro fracaso. La programación específica vasca ronda entre la octava y la quinta parte en la programación convencional de las grandes cadenas. Ello no es producto de una confabulación respecto al País Vasco sino más bien de un modelo de radio a escala de Estado basado en un oligopolio competitivo de tres cadenas de radios privadas y una pública.

De todas formas, ambas cuestiones no se deben solo al afán absorbente de las cadenas sino también al abandono del campo de algunos agentes. Uno de ellos de forma forzada (Egin Irratia no emite desde 1998 por auto de la Audiencia Nacional); otros cedieron sus licencias o por razones de rentabilidad se asociaron a cadenas.

Por lo tanto, había que rectificar ese modelo fracasado. La anterior administración lo intentó pero no lo consiguió. Y lo que hace la actual es apuntalarla. Y en un proceso concesional, vistos los estudios de caso durante 20 años de licencias adjudicadas por el PSOE y el PP en el Estado español (L. Arboledas, Latina 64, 2009), es dudoso que vaya a ser neutral.

Fuente: Deia, España

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