domingo, 22 de agosto de 2010

Trabajar en radio era poner la voz y el alma

Cristina Ruesjas evoca bromas y anécdotas. Cuando Potolicchio "sacó" a un jugador que seguía jugando.

"Era un mundo mágico, tan mágico que casi no nos llamábamos compañeros sino que éramos como una gran familia. Y así, en ese ámbito, nacían los tíos, los sobrinos y los ahijados postizos. En nuestra época, trabajar en la radio era poner la voz y el alma". Con mucha emoción y nostalgia, Cristina Ruesjas, una de las voces más emblemáticas de la radio "de antes", recordó ante LA GACETA anécdotas y momentos vividos durante 38 años. Hoy, retirada, no descarta hacer un programa "como para despuntar el vicio, pero un día a la semana, porque me gusta estar el mayor tiempo posible con mi familia", aclaró.

Fue por muchos años la principal voz femenina de LV12, pero también hizo programas en LV7, Splendid, Alberdi, Metropolitana, Rivadavia Tucumán y Canal 10.

"Antes -recuerda- se hacía a pulmón todo el armado del programa. Había un libretista, como Plácido Paz, que era una pluma brillante. Pero eran muchos programas y los locutores-conductores teníamos que arreglarnos con la agencia Télam y acarreábamos libros y revistas desde nuestras casas para decir cosas sobre la vida animal y vegetal, la historia, la literatura y las palabras no muy conocidas. No era como hoy, que internet es una gran enciclopedia que nos saca una duda y nos informa al instante".

Cristina comienza a recordar bromas y anécdotas. "Un día me pusieron una rana con resorte dentro de la carpeta de avisos. Cuando me dan micrófono, abro la carpeta y salta la rana... quedé muda y se hizo un gran bache mientras todos se reían. El susto me duró un largo rato. Creo que el de la broma fue Jorge Bilotti, especialista en esas chanzas", dice. Después recordó algo que la conmovió. "Esa mañana había llorado mucho antes de ir a LV12 y seguía sensible mientras estaba trabajando. Me daba bronca porque no podía superar esa situación y sabía que mi voz no era la misma. Me llaman por teléfono. ’Habla Ana María; yo estoy bien, pero usted no’, me dijo. Intenté negar la situación, pero... ’Soy no vidente y por eso tengo muy desarrollado el oído; me di cuenta. Tenga fe que solucionará su problema’, me dijo, y a partir de ahí me sentí mejor".

La profesional de la voz rememoró que había que cortar la calle Rivadavia cuando en el auditorio actuaban Palito Ortega, Los Iracundos o Los Angeles Negros", y evocó a compañeros como Eta Guzmán, ’Pepín’ Basualdo, Miguel Angel Yane y Bilotti, de los que recibió sabiduría y buen humor.

"Antes los problemas quedaban en la casa, no iban al trabajo, y había un intercambio emocional con el oyente. Hoy no se sabe que emisora estás sintonizando; antes las voces identificaban a las radios", analizó. A los nuevos locutores les pidió que se concentren, porque alguien los está escuchando.

Por otro lado, Julio Rómulo Potolicchio, periodista y conductor, recuerda que en LV7 "hacíamos boletines cada media hora y el panorama de las 23 era de 30 minutos: unas 20 carillas que escribíamos dos periodistas. Este panorama se repetía a las 6 de la mañana actualizado. Había también un resumen de noticias al mediodía. El servicio informativo también hacía boletines los sábados, domingos y feriados. Eramos seis periodistas en total". También dijo que en los 70 no había movileros y que "si teníamos que hacer notas afuera llevábamos unos pesados grabadores o tomábamos apuntes".

Potolicchio, figura también de la TV, sigue aún en actividad. Conduce un programa, lunes a viernes, de 9 a 13, y comenta fútbol en Radio del Plata. Recuerda a sus viejos compañeros: Luis Toledo, Angel Gutiérrez, Eduardo Morales Garay, Héctor Costilla Pallares, Ramón Giménez, Angel Sánchez y José Augusto Moreno.

"En la radio de antes había una audiencia más cautiva y fiel. La emisora preferida de la casa estaba ’clavada’ en el dial. Eran hinchas: LV 12 o LV 7, como Ford o Chevrolet, Boca o River", grafica. Y recuerda una anécdota: "En el 79 relataba en Córdoba un partido entre Atlético e Instituto. Este equipo tenía camisetas con números negros poco visibles. El comentarista era Guillermo Tipito. Se produce un cambio: para nosotros, salía Rodríguez y entraba García. Pero al rato nos damos cuenta que Rodríguez seguía jugando. Y le digo a Tipito: ’rogá que Rodríguez no haga un gol, porque yo no lo nombro; ya lo saqué’. Por suerte tiró dos pelotas sobre el travesaño y una pegó en el palo". Y al toque, cuenta otra más. "Transmitíamos boxeo desde Villa Luján: estaban Víctor Barraza, Alberto Nuñez, Mario Rodrigo, Juan Carlos Carrizo, Manuel Reyes Cortés y yo. El productor comercial era Castelar Martoni. En un silencio que suele darse en los estadios, alguien desde la tribuna preguntó: "¡eh, Castelar!, a todos esos le tenés que dar de comer vos". No pudimos aguantar la risa".

Fuente: La Gaceta de Tucumán, Argentina

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