sábado, 14 de agosto de 2010

El atentado contra una radio colombiana

La intolerancia impulsa generalmente a aquellos individuos que por la fuerza intentan imponer sus ideas sobre el resto de la sociedad. Algunos grupos llegan a apelar a la violencia para lograr su cometido y atemorizar a la sociedad. Pese a que afortunadamente, desde hace varios lustros, la mayoría de los países latinoamericanos cuenta con gobiernos democráticos, la prensa independiente ha sido víctima en algunos de ellos y en otros casos de terroristas, como acaba de suceder en Colombia.

El jueves, el automóvil cargado con 50 kilos de nitrato de amonio y anfo, un explosivo más letal que la dinamita, en el edificio donde funciona Radio Caracol, dejando un saldo de 36 heridos y cuantiosos daños materiales. Allí también se encuentran sedes bancarias, locales comerciales, la agencia española de noticias EFE, el consulado de Ecuador y la oficina del ex presidente César Gaviria. El reventón sucedió en medio del noticiero matutino de la radio El techo de los estudios cayó cuando los periodistas conducían el programa, aunque ninguno de ellos resultó herido.

El hecho ocurrió a cinco días de haber asumido a la presidencia Juan Manuel Santos. Una de las hipótesis del atentado señala como responsables a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), mientras que otra apunta a grupos extremistas que intentarían obstaculizar un posible diálogo entre el gobierno y esa organización guerrillera. El mandatario electo dijo, en primera instancia, que el ataque no era gratuito y que tenía la intención de enviarle un mensaje, porque tuvo lugar a pocos días de iniciar su gobierno. Con prudente criterio, indicó que tenía sus sospechas sobre los autores del ataque, en referencia a la guerrilla, pero que no acusaría sin tener pruebas. "Les pido a los medios de comunicación, como ex colega, que demos las noticias normalmente pero no les hagamos el juego a estos terroristas. Esto no nos va a intimidar ni asustar, porque ellos quieren que caigamos en la trampa. Vamos a investigar bien de dónde vino", aseveró. Y ayer Santos agregó: "Si buscaban que nos intimidáramos, que los colombianos se preocuparan más por la presencia del terrorismo en las ciudades, que el gobierno o las fuerza militares repensaran sus políticas, el efecto fue exactamente contrario", afirmó el flamante presidente. El gobierno ofreció una recompensa de 273.000 dólares a las personas que permitieran capturar a los responsables del atentado.

Por otro lado, durante la jornada de ayer, un periodista de Caracol denunció que la Policía había retirado el dispositivo de seguridad que mantenía en los predios del edificio que alberga las sedes de la emisora y de la agencia española de noticias EFE tres semanas antes del atentado, y les solicitó explicaciones a las autoridades colombianas.

La historia de las última centuria ha mostrado que los gobiernos totalitarios y los grupos terroristas intentan, por lo general, eliminar toda oposición y una de las acciones es intentar amordazar a la prensa independiente. Situaciones como la describimos han sucedido, por ejemplo, en Venezuela, con el constante hostigamiento al canal Radio Caracas Televisión. En nuestro país, asistimos casi en forma constante, desde 2003, a fricciones entre el Gobierno nacional y un sector del periodismo independiente, reflejado en acusaciones directas de ser "destituyente" hasta escraches a periodistas de reconocida trayectoria que no integran la prensa oficialista.

Estos avasallamientos reflejan una inmadurez democrática. El ejercicio de la libertad de prensa no es una concesión de las autoridades, es un derecho inalienable del pueblo. Sería importante que este episodio terrorista se esclareciera rápidamente en Colombia y que los gobiernos latinoamericanos evolucionaran hacia la tolerancia y el diálogo.

Fuente: La Gaceta, Tucumán, Argentina

No hay comentarios: