JOSÉ LUIS JIMÉNEZ
Margarita Peláez se pasó una vida entera en Moscú aunque nunca perdió sus raíces españolas. Aún conserva algo de ese inconfundible acento asturiano aunque algo atropellado por tantos años hablando ruso. Tiene una voz preciosa. Tiene voz de radio. Y es que Margarita fue durante 48 años locutora de Radio Moscú.
«Cuando terminé de estudiar Filología, tuve a mi único hijo, Clemente, una vez lo escolarizamos, en 1956, escuché que buscaban una persona que locutara en español en una emisora. Estaba cerca de casa, y pensé que sería una buena idea», relata. Desde entonces, fue la voz de los españoles en la capital rusa.
Dirigía un programa en español de dos horas de duración en el que entrevistaba a personajes soviéticos de la época, explicaba las costumbres del lugar para aclimatar a la comunidad española y, como no, radiaba las noticias que llegaban desde España. «Que eran muy pocas, todo hay que decirlo», apunta.
Margarita recuerda esa época, que le ocupó gran parte de su vida, con gran cariño, aunque admite que su vocación nunca fue el Periodismo, o tan si quiera, la radio. «Entré por casualidad pero, a medida que iba conociéndolo, me fascinaba más», dice.
Ya en 1994, tras la caída del Comunismo, y con la desaparición de la Unión Soviética, con 66 años, Margarita dejó la radio tras horas y horas ante el micrófono siendo la voz de todos los españoles exiliados en aquel frío país.
Fuente: La Opinión de Málaga, España
«Cuando terminé de estudiar Filología, tuve a mi único hijo, Clemente, una vez lo escolarizamos, en 1956, escuché que buscaban una persona que locutara en español en una emisora. Estaba cerca de casa, y pensé que sería una buena idea», relata. Desde entonces, fue la voz de los españoles en la capital rusa.
Dirigía un programa en español de dos horas de duración en el que entrevistaba a personajes soviéticos de la época, explicaba las costumbres del lugar para aclimatar a la comunidad española y, como no, radiaba las noticias que llegaban desde España. «Que eran muy pocas, todo hay que decirlo», apunta.
Margarita recuerda esa época, que le ocupó gran parte de su vida, con gran cariño, aunque admite que su vocación nunca fue el Periodismo, o tan si quiera, la radio. «Entré por casualidad pero, a medida que iba conociéndolo, me fascinaba más», dice.
Ya en 1994, tras la caída del Comunismo, y con la desaparición de la Unión Soviética, con 66 años, Margarita dejó la radio tras horas y horas ante el micrófono siendo la voz de todos los españoles exiliados en aquel frío país.
Fuente: La Opinión de Málaga, España
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