jueves, 3 de marzo de 2011

“La radio te permite alimentar la fantasía del oyente”

Reymundo Juan Brito, seudónimo Juan Nolan,
nació en la provincia de Tucumán el 12 de octubre de 1961. Inició en la locución en FM Independencia de LV 12, Tucumán. Vive en Catamarca desde 1987. En la provincia comenzó en radio FM Catamarca, radio Frontera, radio Ancasti y radio Nacional Catamarca. Desde el 92 es locutor de Radio Universidad y de ceremonial de la UNCa. También participó en la conducción de noticieros de TV en video TEC y Canal 5 de cable. Actualmente conduce el programa “Amanecer de un dia agitado” en radio El Tala 94.1.


- ¿Qué fué lo que le atrajo de la locución?
- Como muchos de mis colegas locutores, hemos comenzado participando en los actos escolares, en las lecturas de glosas y todo eso que se decía en los actos. Ya en la secundaria, una profesora de literatura nos incluyó en la radio escolar, que en la actualidad en las FM son tan comunes. Nosotros sabíamos tener un sistema de cable, donde funcionaba una radio dentro del colegio Pío XII, de la parroquia de Fátima, en la provincia de Tucumán. Allí, a mí me tocaba decir la información del colegio hacia el alumnado y la participación en los actos. Hasta que en tercer año del secundario, mi hermano mayor, que solía hacer locución en espectáculos públicos, una de esas noches no pudo ir. Así que el dueño de la empresa me dio la oportunidad para que lo pueda ayudar en esa noche. En ese momento decidí quedarme en la locución porque ya me había gustado, y a partir de ahí comencé. Después tuve la suerte de poder rendir una prueba de voz, en la incipiente FM Independencia, de LV12 de Tucumán. Inmediatamente rendí la prueba y me incorporaron, y estuve hasta el año 86. Comencé a estudiar a nivel terciario, en el Instituto San Miguel, en Tucumán, la carrera de periodista, y a la par seguía practicando en la radio. Pero de ahí no pasaba, por ejemplo: en un programa ómnibus, yo solía tener una columna de espectáculos públicos y el resumen de la cartelera cultural, y apenas tenía 2 minutos en un programa de 6 horas. Pero lo importante era estar al lado de los monstruos de la locución en Tucumán. Hasta que un día mis padres no podía sostenerme más económicamente y me trajeron a Catamarca. Cuando llegué en el 87 se escuchaba mucho sobre su parque industrial “El Pantanillo” y que había una salida laboral inmediata. Pero alguien que conocí en Tucumán me habló de una FM en la ciudad de Andalgalá. Cuando llegué a Catamarca el 12 de septiembre, pasé directamente a Andalgalá. Allá no era como a mí me habían contado, entonces decidí volverme a la Capital y a los dos días conocí a Polo Escobaci y a Anita Martinena. Ellos me dieron la posibilidad de una prueba y el 21 de septiembre del 87, ya estaba al aire haciendo un programa para los jóvenes porque era el día del estudiante. Reemplazando nada más y nada menos que a Hugo González. De ahí me quedé en la provincia y comenzaron a salirme las cosas

- ¿Se valoraba al locutor antes más que ahora?
- La verdad que sí. Aparte antes había pocas radios, como radio Ancasti, FM Catamarca, que fue la primera que se había formado, radio Frontera, y por aquel entonces había una incipiente radio que se llamaba Valle Viejo, la que ahora todos conocemos. Eran las radios que recién estaban abriendo el mercado. La comunidad catamarqueña era como que no terminaba de aceptar esta nueva propuesta que eran las frecuencias moduladas. La gente estaba acostumbrada a las AM, que provenían de Chile, Córdoba, Tucumán y Radio Nacional Catamarca. Con las FM recién estábamos abriendo el mercado y había oportunidades de trabajo, y el pago era bueno.

- ¿Cuál fue su mejor programa radial?
- Por popularidad y por lo que significó en su momento, el de radio Frontera. Era un programa que se llamaba “Burbujas musicales”. En aquel entonces estábamos lejos de la tecnología actual, apenas había teléfonos fijos, la gente se tomaba el trabajo de mandar las cartitas con los vecinos, también llegaban chicos en bicicleta de distintos barrios de la Capital hasta la galería Catamarca, para dejar sus saludos, pedidos… La gente ya mostraba su interés por comunicarse y ahí explotaba esta nueva forma de hacer, las FM, que era una radio abierta.

- ¿Cambiaron mucho las herramientas de trabajo de las radios?
- Yo creo que la esencia del locutor o del periodista de radio particular y el de televisión, sigue siendo la misma, la de la función. Lo que cambió es que hoy tenés herramientas tecnológicas que te permiten una mejor presentación al aire, mejorar el producto que sale.

- Por su experiencia en la televisión ¿Radio o TV?
- Las dos me encantan. La radio para mí es mi es primer amor, porque te permite muchas cosas, y además te brinda más libertad en la manera de comunicarse, te permite alimentar la fantasía del oyente.

- ¿Qué hubiese sido de su vida si no fuera locutor?
- No me imagino de otra manera. Cuando apenas terminé el secundario y después de cumplir con el servicio militar obligatorio, estuve un año y medio en la Escuela de Policía de la provincia de Tucumán, y en el mes de julio, cuando transitaba el segundo año de escuela, decidí renunciar. Porque sentí que no era mi profesión la policía, sino la locución, que ya venía haciendo de adolescente, porque ya conocía LV12, las prácticas en la escuelas y yo sabía que lo mío era esto. Hoy no me imagino otra vida sin la radio, sin la televisión, sin un micrófono en las manos, si no estoy conduciendo un acto protocolar, no me imagino sin nada fuera de la radio.

- ¿Qué le queda por cumplir en su profesión?
- Es una ambición personal el poder participar o colaborar en un medio de comunicación nacional.

Fuente: El Esquiú, Argentina

No hay comentarios: